martes, 30 de marzo de 2010

Los derrotados y la historia


Como me gusta verlo todo a modo de poliedro, después de visitar el cementerio americano de Normandía no podía menos que hacer lo propio con el alemán, situado en La Cambe. Éste es mucho más austero porque, entre otras cosas, el mantenimiento corre a cargo de familiares de los allí enterrados y porque en algo así como la mitad de espacio que el primero, se albergan más del doble de sepulturas.

Efectivamente, son más de 21000 los soldados alemanes enterrados a medio camino entre Bayeux y Chebourg, en un recinto que, para empezar, dispone de una décima parte de aparcamiento que el cementerio yanqui. El interior del recinto, sin dejar de ser solemne, tiene mucho menos glamour que el estadounidense, sustituyendo las estrellas y cruces de David blancas por unas pequeñas placas de piedra colocadas horizontalmente en el suelo con los nombres y fechas de nacimiento y defunción de los soldados.

Leyendo las inscripciones llama la atención cómo la mayoría de las fechas restan alrededor de 20 años. Entre las placas, de vez en cuando, se salpican cinco cruces agrupadas y cuando se sube a un promontorio artificial dispuesto a modo de atalaya en el centro del cementerio, se consigue realmente tener una verdadera perspectiva de la cantidad de placas que se reparten sobre el césped.

Todo está perfectamente cuidado. La hierba recién cortada, las piedras limpias y, de vez en cuando, alguna corona de flores a modo de ofrenda se emplaza ante la tumba de algún contendiente. Imagino por un momento cómo ha sido llevada hasta allí la corona y pienso que quien lo haya hecho no habrá podido hacerlo con el honor con que se conmemora a un héroe sinó, más bien, como se llora a quien ha sido considerado un tirano.

En el aparcamiento del cementerio un cartel dice que muchos de aquellos hombre no eligieron ni la lucha ni la causa y, seguramente, tiene razón. La mayoría de aquellos 21000 y pico soldados fueron tan víctimas como los que yacen al lado de Omaha Beach pero nadie va a ver sus sepulcros para reconocer su heroicidad. Sólo hay una pequeña diferencia entre los dos y es que los alemanes perdieron una guerra que nunca deberían haber iniciado, pero de todo el mundo es sabido que la historia la escriben los vencedores.

lunes, 29 de marzo de 2010

El valor de los símbolos


El cementerio estadounidense de Normandía es, tal como reza su tríptico informativo, uno de los 14 cementerios militares permanentes de la Segunda Guerra Mundial en territorios no americanos. Está construido en unos terrenos cuyo uso fue cedido a perpetuidad por el gobierno francés al de EEUU de manera gratuita y libre de impuestos al lado de la Playa de Omaha, la que más víctimas aliadas albergó en el desembarco de Normandía.

cuenta con ni más ni menos que 9387 lápidas, de las cuales 9238 son cruces latinas y 149 estrellas de David. Supongo que entre las tropas americanas no debía contarse ningún musulmán. Además dispone de un centro de visitantes que instruye sobre el día D, un monumento, dos estatuas simbólicas y un memorial.

Tengo mis serias dudas de que con el ajetreo de lo que fue el desembarco y días posteriores, se tenga la certeza de que los restos que ocupan el espacio bajo las lápidas correspondan en la totalidad de casos con los nombres en ellas inscritos, pero estoy convencido de que eso, en todo caso, poco importa hoy en día.

66 años después de la batalla pocos supervivientes de la masacre cruzarán aún el charco para visitar a sus camaradas caídos, serán escasos los hijos que, habiendo tenido tiempo de ser engendrados, aún atraviesen el Atlántico para rendir culto a sus progenitores y, en todo caso, algún nieto lo haga más como programa turístico que como otra cosa.

En todo caso, lo que sí que sigue vivo es el símbolo. Un símbolo de la barbarie de la guerra que parece tener poco valor, si tenemos en cuenta cómo siguen repitiéndose hoy en día. Un símbolo del agradecimiento francés hacia el estado que les salvó de la opresión. Pero también un símbolo del momento en que Estados Unidos empezó a convertirse en un pueblo dominador que necesita buscar frentes más allá de sus confines.

domingo, 28 de marzo de 2010

Una batalla perdida


Entiendo perfectamente que nuestras autoriades se crean en la obligación de, en defensa de la propiedad intelectual, los derechos de autor e incluso el libre mercado, intentar regular la transmisión de archivos y productos audiovisuales por la red. Seguramente, por la vía legislativa e incluso la técnica, si se tercia, podrán limitar hasta cierto punto la piratería de imágenes, sonidos y otros contenidos similares, pero después de una experiencia tan ya normal como la de hoy, tengo claro que se trata de una mísión imposible.

Si es factible ver desde Normandía, de forma gratuita, un partido entre el Real Madrid y el Atlético de idem que en España se ofrece por un canal de pago haciendo uso de un canal de deportes japonés, pretender limitar el acceso de dudosa legalidad a contenidos audiovisuales por internet es intentar poner puertas al campo y se convierte en una batalla perdida.

Sólo hay una duda que me asalta cuando veo estas cosas y es quién y porqué se entretiene a poner al alcance de todo el mundo tales contenidos. Para que un inutilito tecnológico como yo pueda acceder a una retransmisión deportiva, un estreno cinematográfico o el último disco de no sé quién, debe haber gente detrás que pongan conocimientos, medios y tiempo para facilitármelo. Teniendo en cuenta que yo acabo recibiéndolo graciosamente, me pregunto si el mundo pirata no resultará ser, en el fondo, un reducto de solidaridad.

sábado, 27 de marzo de 2010

Necesidades especiales


Según reza el estado de buena parte de mis amistades de Facebook, ésta ha sido la semana de la educación especial. Debe ser una más de esas conmemoraciones periódicas tan habituales en las que, no contentos con los dias D, nos hemos pasado a las semanas S. Ya he manifestado en algún otro post mi animadversión por ese tipo de celebraciones pero, en este caso, me viene a cuento para plantear una reflexión.

Entiendo que la educación especial es aquella que debe ser dispensada a todas aquellas personas, especialmente niños y niñas, que tienen unas necesidades igualmente especiales debidas a alguna característica personal que les diferencia de la gran mayoría de la población a la hora de recibir enseñanzas.

Si hiciésemos una encuesta sobre quienes creemos susceptibles de recibir tal formación, seguro que podríamos hacer una recopilación de síndromes, transtornos y enfermedades dignas del DSM-IV, a la que añadiríamos dificultades perceptivas y posiblemente, a hijos e hijas de inmigrantes con lengua diferente y alguna que otra casuística más que reduzca la capacidad de aprendizaje.

Lo que seguramente ignoraría mucha gente es que, además de todo eso, existen casos en los que el problema no reside en una especial dificultad sinó que, al contrario, se da una especial capacidad para el aprendizaje, es decir, que la repetitividad pandémica que se destila en nuestras aulas para conseguir que la media de la población llegue al nivel de conocimientos deseado, les cae encima como una losa y les castiga, en muchos casos, al fracaso escolar.

La cuestión es que, mientras para los primeros existe una sensibilidad social que permite que, aunque seguramente insuficientes, se destinen cada vez más recursos a su inclusión en el sistema educativo, a los segundos se les etiqueta de cosas como "superdotados" y se les condena a aburrirse hasta que deciden que el marco escolar no es válido para ellos.

Abandonar a cualquiera de los dos colectivos sería un error. Al de las dificultades por una cuestión de igualdad de oportunidades y de justicia social. Al de las altas capacidades por lo mismo y por eficiencia social. Si no atendemos adecuadamente a nuestros cerebros más desarrollados, estamos desaprovechando un potencial que podría aportar mucho a nuestra sociedad. Sería como si alguien les digese a Messi o a Higuaín que, como meten más goles que el resto, no hace falta exigirles más ni dedicarles más medios en los entrenamientos.

Nuestro sistema educativo, en el fondo, no deja de ser un Prêt-à-porter de talla única que, mientras ofrece sastres para adaptar el traje a quienes les queda grande, deja desnudos a quienes les va pequeño. Tal vez alguien debería plantear un patronaje más variado.

viernes, 26 de marzo de 2010

La buena fe como principio


Siempre he dicho que aquello que llamamos "el sistema" está basado en el principio de buena fe. Todo, las leyes, las normas, los razonamientos, se basan en la idea de que la gente, por defecto, va a procurar comportarse correctamente y a atenerse a las normas. En esa situación, quien tiene una conciencia con escasa capacidad de remorder, se pone las botas. Voy a intentar ilustrarlo de una manera absurda pero real como la vida misma.

En mi comunidad de vecinos disponemos de un aparcamiento privado por el que pagamos nuestro correspondiente impuesto por tener derecho a la reserva de uso de la acera, oséase, un vado de toda la vida. Resulta que, entre que las normas arquitectónicas de hace unos años eran poco exigentes y que los coches han ido creciendo progresivamente, la entrada y salida de vehículos en dicho vado resulta dificultosa cuando hay coches aparcados en los dos lados de la calle, que es estrecha y de sentido único.

Evidentemente, la existencia de un vado con su correspondiente placa debería presuponer que nadie aparcará ocupando total o parcialmente la zona señalizada por la característica raya amarilla que lo decora. Sin embargo, con cierta frecuencia, alguien que debe tener más prisa que vergüenza, decide adueñarse de diez o quince centímetros del mencionado aparcamiento reservado y, normalmente, aprovecha para separar el vehículo otros diez o quince centímetros de la acera. Resultado: es prácticamente imposible acceder o salir del vado.

Ante esta situación, que no es inusual, uno recorre a la autoridad competente que, vestida de azul y en forma de policía local, acude con cierta diligencia al punto del conflicto. Una vez observada la situación, la respuesta es siempre en el mismo sentido: "no podemos retirar el vehículo con la grúa porque sólo ocupa un pequeño trozo del vado". Pues pequeño o no, es el suficiente para impedir la maniobra de salida y entrada y, pequeño o no, se supone que mi comunidad de vecinos tiene reservado el derecho a su uso.

La última vez que me encontré con ello (hace dos o tres días), después de detener el tráfico de la calle para que pudiese salir del párking en sentido prohibido, los dos policías de turno me sugirieron una solución que consistía en solicitar que el ayuntamiento nos ampliase algunos centímetros el vado. A parte de que creo que no es factible (el vado no puede medir más que la entrada del garaje), me resulta curioso que me pidan que paguemos un 5% más de vado para que otra persona lo pueda invadir sin molestarme.

Seguramente suena a ridículo lo que expongo, pero invito a quien lo lea a que explique situaciones similares en que quien infringe la norma lo pueda hacer impunemente y quien es perjudicado por éste, tenga encima que pagar por ello. Las hay, sin duda, y son la muestra de que la buena fe debe suponerse, sólo en principio.

jueves, 25 de marzo de 2010

La objetividad como objetivo


Ya hace tiempo que renuncié a esperar la más mínima objetividad de los medios de información. De hecho, considero que la objetividad no existe porque cualquier persona a la hora de explicar un hecho lo hace desde sus propias experiencias, conocimientos e incluso ideologías y creencias. Tal vez por eso, quienes ejercen el periodismo como profesión hablan de independencia y no de objetividad.

De todas maneras, cuando suceden casos como el de los bomberos etarras de la semana pasada, me planteo hasta qué punto la clase periodística tiene clara su responsabilidad. Hacer llegar el mundo a los hogares no es cualquier cosa. Nuestro conocimiento de lo que sucede, la capacidad para entendernos o enfrentarnos, tiene mucho que ver con la capacidad periodística para expresarse.

No sé si por independencia se refieren, pues, a informar desde una tendencia o a poner la información al servicio de ella, como he visto hacer en algún lamentable trabajo periodístico. Desde el periodismo de este país se ha reclamado con mucha frecuencia la libertad de expresión y se han dado reacciones corporativistas cuando se ha acusado de cualquier cosa a alguien que practique dicha profesión, pero muy pocas veces se ha pedido perdón cuando una información tergiversada ha dado como resultado un perjuicio para alguien.

Creo sinceramente que, con frecuencia, la deontología se olvida si es impedimento para el titular más llamativo o, peor aún, si es contradictoria con la tendencia política de la editorial de turno y eso, más que independencia, es indecencia. No creo en la objetividad como hecho, sólo creemos objetivo aquello que coincide con nuestra concepción del mundo, no obstante tal vez sí debería ser el objetivo de cualquiera que pretenda poder ganarse la consideración de periodista.

miércoles, 24 de marzo de 2010

El gran sueño americano


Algún día tendré que decidirme a cruzar el charco para intentar entender a una sociedad que no conozco pero que no me seduce. Me cuesta entender que un país que se fundó en gran parte a partir de las personas más desfavorecidas de Europa, que se vieron en la obligación de aventurarse en un mundo inhóspito para subsistir, no haya reconocido hasta esta semana un derecho tan fundamental como el de la salud para su ciudadanía más desprotegida.

Aunque dicen que nunca es tarde si la dicha es buena, debe ser que no lo es tanto cuando, según las encuestas, un 55% de la población aún no entiende qué necesidad hay de garantizar el derecho a la sanidad pública en Estados Unidos. Más de doscientos años después de su independencia, la América del Norte parece estar más cerca del lejano oeste que del viejo continente y parece ser que la mayoría de su gente se apunta a la ley, sinó del más rápido, si del más rico.

No sé cuál fue el sueño ese que perseguían las generaciones pretéritas en aquellos territorios recién colonizados. Seguro que las vicisitudes que tuvieron que soportar hasta hacerse un sitio en la tierra que veneraban de los Sioux y los Apaches fueron grandes, pero seguramente que si alguno de aquellos vaqueros de la época levantara la cabeza pensaría que a estas alturas, quienes están haciendo el indio no han llevado nunca plumas.

martes, 23 de marzo de 2010

La Iglesia: No tan santa y menos madre


No soy creyente, pero tampoco ateo ni sé si soy agnóstico. La verdad es que no me preocupa mucho si existe o no un Dios todopoderoso creador del cielo y de la Tierra. No creo necesitar la amenaza de una eternidad en el infierno para comportarme como me dicte la conciencia y pienso que, de existir y ser tan supremo como dicen, no padecerá del defecto humano de la soberbia por lo que no necesitará que lo honre y lo adore como dicen.

En todo caso, lo que sí que llegué a comprender hace tiempo es que, de existir, no sería la iglesia católica su medio de relación preferido con su creación. Desde mi punto de vista, dicha iglesia tiene más que ver con un asociación con ánimo de lucro y poder que con una misión pastoral. Y que conste que, cuando hablo de iglesia, me refiero a sus mayores exponentes políticos y no a las personas individuales que puedan dedicarse realmente a intentar hacer de este mundo un lugar mejor desde su fe.

Son demasiados siglos de cosas apodadas santas (guerras, inquisiciones)como para tener claro que no cumplen ningún mandato divino. Pero es que en pleno siglo XXI resulta difícil imaginarse que el mismo Dios que envió a un hijo tan adelantado para su época hace 2000 años, ahora mande mensajes tan retrógrados en boca de sus ministros.

La última, el escándalo de los casos de pederastia en Irlanda y su trato por parte de Benedicto XVI. Primero manda una carta pastoral en la que pretende solucionarlo casi todo a la antigua usanza, tirando de penitencia y oración. Después, en la primera homilía en que tiene ocasión pide "intransigencia para el pecado pero perdón para el pecador" y lo acaba de aliñar con un "quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra". Afortunadamente, no se le ocurrió mencionar la de "dejad que los niños se acerquen a mí".

Yo, a parte de ofrecerme a lo de apedrear a quien sea si de pederastia estamos hablando, me permito relacionar todo esto con aquella amenaza de excomunión a los miembros del congreso que votasen a favor del aborto que pronunció la conferencia episcopal. La conclusión sería, excomulguemos diputados y diputadas por legalizar el aborto, pero perdonemos a ministros de la iglesia pederastas.

Me reitero en reconocer la labor de todas las personas que se dan desinteresadamente a la causa de mejorar el mundo desde la iglesia o desde fuera, pero me creo en la obligación de condenar unos órganos políticos que hacen pensar que la iglesia no es tan santa cuando ha estado encubriendo cosas tan graves y es menos madre si no condena con todas sus fuerzas un delito como éste cometido contra sus hijos.

lunes, 22 de marzo de 2010

Algún día viviremos en Mátrix


Es increible lo que llega a hacer el ser humano para poder tenerlo todo sin mover el culo del sillón. Primero llegaron los mandos a distancia, después las videoconsolas y ahora el fingerboarding.

La verdad es que quedo alucinado de que, no contentos con que la Wii o la PS nos permitan jugar a tenis, matar nazis o construir ciudades con simples movimientos digitales, ahora hayamos conseguido poner de moda un deporte que ha pasado de practicarse con las piernas, a hacerlo con los dedos.

No hace mucho ví algunos hijos de amigos que se entrenían con una especie de monopatín minúsculo que movían con dos dedos de la mano, pero es que ahora resulta que eso ha desplazado ya al skate board tradicional y hay hasta alguna ciudad que ha puesto minipistas de eso que llaman fingerboarding en zonas públicas.

Insisto, no dejarán nunca de sorprenderme nuestra especie y su tendencia al sedentarismo. Sin ganas de alarmar a nadie, auguro un futuro poco prometedor a unas próximas generaciones que no son capaces de esforzarse ni por presumir de acrobacias. Creo que Isaac Asimov imaginó un futuro de cerebros pensantes sin cuerpo fruto de la evolución, pero se equivocó, ese cerebro estará acompañado de un inmenso culo sentado en un cómodo sillón y el mundo será Matrix.

domingo, 21 de marzo de 2010

Contra el sistema desde el sistema


Escribo este post justo cuando acabo de encontrar en mi buzón una revista titulada "Cop a Cop" y editada por la Candidatura D'Unitat Popular (CUP) que me ha llamado gratamente la atención. Hojeo la revista y veo cómo exponen y plantean opiniones y propuestas que van desde algunas ideas de infraestructuras hasta modificaciones de ordenanzas, por ejemplo.

Seguramente me equivoco pero, cuando veo las fotos de la gente que conforma la agrupación en cuestión, veo personas conocidas a las que siempre habría etiquetado como antisistema. La verdad es que la mayoría están tan o más talluditos que yo, y eso seguramente también afecta, pero creo que han hecho un acto de madurez y han descubierto que la mejor manera de estar contra el sistema es implicarse en él para transformarlo.

Estoy bastante lejos en algunos aspectos ideológicos de lo que leo tanto en el boletín como en su web, pero tengo que felicitarles por su capacidad de pasar de la crítica mordaz a la propuesta tangible y del linchamiento verbal a la implicación personal. Todavía hay mucha gente en nuestro entorno, de todas las ideologías, que se mantienen en esa cómoda primera fase. Todo es criticable y nuestra cultura disfruta poniendo en la picota a cualquier personaje conocido, pero hacer eso simplemente, sin dar una alternativa, es aún más deleznable que implicarse y hacerlo mal.

Estar contra el sistema por sistema, encadenarse, desnudarse, manifestarse o apedrear es romántico y mediático, pero poco práctico y nada constructivo. Quien crea que el sistema debe cambiar, que entre, lo conozca y proponga medidas para transformarlo porque las revoluciones son difíciles, sangrientas y, en la mayor parte de los casos, poco útiles.

Ojalá y hubiese más proyectos tipo CUP que aportasen ideas diferentes alos monolíticos discursos de los grandes partidos. Seguramente no cambiaríamos el sistema, pero lo haríamos más plural y policromático.

sábado, 20 de marzo de 2010

Política latina


Alguien dijo algún día que cada pueblo tiene el gobierno que se merece. Yo añadiría que no sólo el gobierno, sinó toda la clase política. No creo que sea de extrañar que una sociedad que vive constantemente bordeando la legalidad (por no decir saltándosela) en las cosas más cotidianas, acabe eligiendo una representación política que haga lo mismo.

Supongo que forma parte de nuestro carácter latino que, cuando vemos un límite de velocidad en una carretera, nuestra preocupación sea saber hasta qué velocidad puedo llegar sin que el radar detecte la diferencia o sin que se nos pueda sancionar. También debe ser cultural aquella pregunta tan extendida en nuestro estado de "¿con IVA o sin IVA?. Estoy convencido de que esas cosas, en países más nórdicos son menos frecuentes.

Así, no es de extrañar que pasen cosas estilo Gürtel, Roldán o Munar. La clase política no es más que una representación de lo que tenemos en nuestra sociedad y su calaña responde a la nuestra. Pero aún hay algo más y tal vez más grave. Nuestro sabio refranero recoge una característica también muy extendida en nuestra cultura que es la de acordarnos de Santa Bárbara sólo cuando truena.

Nadie reconocerá la buena gestión política si no hay paro, ni valorará el trabajo de un ministerio de interior si ETA no atenta, ni de un ministerio de sanidad si no hay gripes A. Sólo cuando se produce un problema, una crisis, valoramos a nuestros gobiernos por la gestión realizada (para bien o para mal). Y eso, entre la profesión de la política, se sabe bien. No encontraréis políticos ni políticas que trabajen por anticiparse a un problema porque sale más rentable dejar que aparezca o incluso que se agrave para poder crear una comisión que saque unas conclusiones y acabar dando una solución mágica a una cuestión que traía de cabeza a todo el mundo.

¿Podemos culpar de eso a nuestra clase política o debemos achacarlo a nuestra cultura? Si es lo primero es feo, pero si es lo segundo es preocupante porque difícilmente cambiaremos la cultura y la única solución sería cambiar el sistema. Tal vez por eso, cada día me planteo más seriamente si la tecnocracia sería tan mala.

viernes, 19 de marzo de 2010

Catalán sí, pero ¿del año?


No seré yo quien quite mérito a lo que consiguió Pep Guardiola la temporada pasada al frente del F.C. Barcelona. Ya comenté en otro post como fui de los sorprendidos por su éxito y defendí que sería injusto que alguien dejase de reconocer su prestigio si esta temporada no se le daba igual de bien.

Probablemente, pues, si tomamos estrictamente el nombre del premio de catalán del año, sea merecedor de él. De todas maneras y aunque, la verdad, no es que me importe mucho el premio en cuestión ni que tenga mucha idea de qué es lo que se pretende con él, vistos nombres de anteriores ganadores (Vicente Ferrer, Pasqual Maragall, Neus Català, Joan Massagué, ...) pensaba que la idea era otra.

Cualquiera de las personas galardonadas hasta este año lo habían recibido en reconocimiento a toda una carrera (o incluso una vida) dedicada a su manera concreta a un compromiso social. Des de la cooperación, la política, la resistencia o la medicina, pero no era un galardón más a un año eufórico, sinó a toda una existencia.

No es que me parezca mal que el premio tome este nuevo tono, sólo que entonces creo que valdría la pena instaurar otro que premiase a personas que no ganan seis copas en un año, pero que merecerían tanto o más poder llenar vitrinas con ellas.

jueves, 18 de marzo de 2010

En(de)rockarse


El martes se entregaron, en la sala Bikini de Barcelona, los premios Enderock a la música catalana. Se trata de una especie de grammies en versión del principado que van a cargo de una revista musical del mismo nombre. De entre todas las modalidades que se otorgaron, una me llamó la atención. Se trata de la de mejor grupo en otras lenguas.

Se lo llevó Love of Lesbian, que es un grupo perfectamente catalán que, por cuestiones comerciales, culturales o personales, ha decidido componer sus canciones en la lengua de Cervantes. Enderock es una revista que se autodenomina de la música en catalán pero que ella misma define sus premios como "galardones a los mejores grupos, discos y canciones de la música catalana".

Y ¿qué es música catalana? No es una pregunta nueva si cambiamos música por cultura. Si la lengua es lo único que determina la catalanidad de la cultura tendremos un primer problema cuando hablemos de escultura, pintura o música instrumental y un segundo cuando hablemos de Eduardo Mendoza o del Joan Manel Serrat de los últimos muchos años. Si abrimos el concepto, lo podemos determinar por el territorio en que se produzca o por la nacionalidad de la autoría de la obra, pero entonces la lengua no tiene mayor trascendencia y sería improcedente crear un premio para las "otras lenguas".

Yo, que creía resuelto el dilema después de que la Fundació Catalanista i Demòcrata llegase a la conclusión de que el castellano debía ser considerado en cualquier proyecto nacionalista, considero que pensar que sólo es catalán aquello que está expresado en catalán, a parte de excluyente, puede ser para alguien utópico, ideal o deseable, pero nunca realista.

La Catalunya real es, por lo menos, bilingüe y ante afirmaciones como la implícita en un premio a la mejor canción en otras lenguas, es más que aceptable una respuesta como la de Love of Lesbian al recibir el premio. En un catalán hablado con acento "guiri" pronunciaron un "moltes gràcies, visca el Barça i visca Catalunya". Ante la voluntad de enrocarse en lo (u)tópico, una respuesta tópica.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Cuestión de legitimidad


Imaginarse que cuarenta millones de personas discutiesen algo de manera asamblearia sería complicado. Por eso la concertación social, que afecta a todo el mundo, debe hacerse mediante la interlocución de representantes de cada una de las partes que se consideran en litigio. Así, el gobierno como representación del pueblo en general arbitra las negociaciones entre una parte social, que representa a los trabajadores y las trabajadoras, y una parte empresarial, que representa al empresariado obviamente.

Para que el resultado de eso sea más o menos aceptable, desde mi punto de vista, es condición indispensable que quienes actúen en la interlocución ostenten la legitimidad necesaria para representar a quienes se supone que lo hacen. En la misma línea de razonamiento, considero que existen tres tipos de legitimidad: la legal, la democrática y la moral. Si alguien carece de cualquiera de las tres, deja de ser una persona válida para representar a nadie.

Pues bien, la legitimidad del gobierno en los tres ámbitos es casi como el valor en el ejército: que se le supone. En los otros dos casos, seguramente, daría mucho que discutir. Legalmente no, evidentemente, puesto que las personas que se sientan en la mesa del diálogo están perfectamente dotadas de legalidad.

En cuanto a las otras dos, por parte de los sindicatos habría quien dudaría que tuviesen una legitimidad democrática suficiente si tenemos en cuenta cómo funciona lo de las elecciones sindicales, lo poco que tiene que ver muchas veces votar a un delegado o delegada en una empresa y estar diciendo que Toxo o Méndez nos parecen válidos y la participación que se da en ellas. Pero vaya, tampoco es tan diferente de lo que pasa con las legislativas, por ejemplo.

Por lo que respecta al empresariado, yo dudo más de su legitimidad democrática. Nadie hace elecciones entre empresarios y empresarias si no es que forman parte de un club al que no sabemos quién pertenece y quién no. Es como si los sindicatos no necesitasen ganar elecciones en las empresas para ganarse esa representatividad, sinó que fuese exclusivamente el hecho de tener afiliación lo que se la diese, cuando nadie puede verificar quién está afiliado y quién no.

Pero, ¿y la legitimidad moral? Quien quiera, que me dé argumentos para discutir la legitimidad moral de la representación social. Yo quien creo que está clarísimo que no la tiene es un empresario como Díaz Ferrán que no para de demostrar cómo le importa un carajo lo que sea de sus empresas y su personal mientras él saque una buena tajada. Creo, sinceramente, que no tiene la más mínima legitimidad moral para representar al empresariado a no ser que todo el empresariado de este país sea de la misma calaña y, si es así, tal vez sí que necesitaríamos una revolución bolchevique.

martes, 16 de marzo de 2010

A veces, las casualidades existen


Montserrat Nebrera salió del Partido Popular porque, seguramente entre otras cosas, resultó ser una sucursal en la que había que hacer lo que dijese Rajoy, es decir, que le resultaba demasiado personalista. Yo, que no sé lo que se cuece en el PPC, visto el papel de Alicia Sánchez Camacho en el lugar que debió ocupar Nebrera, me resulta coherente pensar la versión de Montse. Cada vez que oigo a Sánchez Camacho hablar en público dudo entre si tiene una mano de ventrílocuo metida por la espalda o lleva un pinganillo por el que le van dictando lo que tiene que decir.

La Sra. Nebrera, en cambio, aunque pudiese decir más o menos lo mismo, tenía un aire espontáneo. Daba la impresión de que hablaba por ella misma y que incluso tenía un cierto espíritu crítico. Seguramente eso, en un partido que, al menos de puertas a fuera, tiene una imagen de verticalidad vertiginosa resulta altamente incómodo y, seguramente por eso, no tuvo encaje en el proyecto popular.

Pero, imitando a Rosa Díez pero a la catalana, parece ser que Montserrat Nebrera ha decidido fundar un nuevo partido al que quiere llamar Alternativa de Govern. Seguramente cualquiera que lea eso se imaginaría ya unas nuevas siglas AG, pero no, quiere que su sigla sea N. ¿y porqué N? pues porque, aunque luego diga que tanto "alternativa" como "govern" contienen una "N", su apellido empieza por esa letra. Así que la Sra. Nebrera deja un partido para no seguir las directrices de nadie y se plantea formar uno que llevará la inicial de su apellido como sigla aunque no venga a cuento: eso sí que es coherencia.

Todo esto tiene su parte interesante y su parte anecdótica. La interesante es que, después de la aparición en escena de Plataforma per Catalunya y Ciutadans, si Alternativa de Govern acaba irrumpiendo en el escenario político catalán, la derecha empezará a estar tan o más fraccionada que la izquierda, con lo cual podrá acabar resultando divertidísima la aritmética parlamentaria.

Lo anecdótico es que dicho partido no podrá llamarse "N" porque esa sigla ya estaba registrada por otro partido. Uno que se llama Estado Nacional Europeo y es Nazionalsocialista. ¿será que las casualidades existen?

lunes, 15 de marzo de 2010

Cuando la política se viste de corto


Me gusta el deporte en general. Unos más que otros, evidentemente, pero a veces he visto hasta alguna partida de aquello que llaman cúrling o algo así y que consiste en barrer el hielo mientras avanza una gran piedra. Me gusta a veces por la estética, a veces por la emoción y a veces por las muestras de superación que implica su práctica a ciertos niveles.

También me gusta practicarlo. Estoy seguro de que alguno se me debe dar bien y, por eso, no paro de practicar uno detrás de otro a ver si descubro cuál es el mío. Aún no lo he encontrado. Sé que hay gente que lo practica profesionalmente y ahí ya tengo mis dudas. No tengo nada claro hasta que punto a ese nivel hablamos de deporte o de espectáculo.

Sea lo primero o lo segundo (deporte o espectáculo), la práctica profesional deportiva acaba siendo, sin duda, un evento social que se puede comparar, en algunos casos, con el circo romano, por ejemplo. Al igual que éste, no deja de ser una medida estratégica por parte de los gobiernos para mantener entretenido al pueblo, al que ya se sabe que hay que darle pan y circo. Así, el deporte se acaba convirtiendo en un instrumento político, más que en una práctica saludable.

¿Me he pasado? Tal vez sí cuando hablemos de clubs pero, ¿y si hablamos de selecciones? ¿qué sentido tienen las selecciones deportivas nacionales? Desde mi punto de vista, una selección nacional es la encarnación de la política calzando zapatillas deportivas. ¿O tal vez no es política un boicot a unos juegos olímpicos? ¿es deporte lo que se vive en las gradas de un Serbia-Croacia de baloncesto? ¿las selecciones autonómicas en España, se reivindican sólo por deporte?

Me gusta el deporte y, justamente por eso, odio que se instrumentalice y por eso, si de mí dependiera, eliminaría todas las competiciones de selecciones. Afortunadamente, sin embargo, no depende de mí y más de uno y una podrán disfrutar este verano de las hazañas de la roja... o no.

domingo, 14 de marzo de 2010

Equivocarse es de humanos. Liarla es de estúpidos


Entre nevadas y apagones parece que el último gran comentario de Elena Salgado, nuestra ministra de economía, ha pasado desapercibido a pesar de lo interesante que resulta. En un acto de sinceridad (supongo) la Sra. Salgado ha admitido que tal vez se equivocaron al eliminar el impuesto sobre el patrimonio.

Aunque haya quien no entienda ese "tal vez", para mí es la introducción imprescindible al reconocimiento de un error por parte de alguien que se dedica a la política. No sé porqué, pero la gente con aspiraciones en ese mundo tiene prohibido equivocarse o, al menos, reconocerlo abiertamente. Y es una lástima, porque si lo hiciesen nos parecerían más humanos y, además, podrían rectificar y nos parecerían más sabios.

Pero no, cuando se dan cuenta de que se equivocan añaden un "tal vez" al inicio de la frase y, en lugar de deshacer aquello que hicieron mal, hacen una cosa aún peor; de manera que en lugar de sabios acaban pareciendo estúpidos (o, en su defecto, malas personas).

Que eliminar el impuesto sobre el patrimonio fue un error resulta especialmente evidente ahora que las cuentas del estado están en entredicho, pero incrementar la carga del impuesto sobre el valor añadido para recaudar aquello que renunciaron a recaudar en lugar de volver a introducir el impuesto eliminado, es liarla.

Intercambiar un impuesto que grava a los que más tienen y en función de lo que tienen por uno que grava a todos por igual pero en términos relativos más a los que menos tienen, especialmente ahora que se supone que nos interesa que el consumo se active, dudo que sea la respuesta más inteligente ni socialmente ni económicamente hablando.

sábado, 13 de marzo de 2010

Colgando de un hilo


En once días se cumplirán 105 años de la muerte de Julio Verne, el escritor de ciencia ficción que superó el ámbito de la literatura para convertirse en un auténtico visionario. Seguramente, si en sus últimos días alguien le hubiese preguntado cómo sería la vida en 2010, a pesar de su capacidad para futurizar, se habría quedado muy corto en sus pronósticos.

El progreso nos rodea. Mucho más cerca que los grandes descubrimientos científicos, avances médicos y viajes a la luna, tenemos ejemplos de progreso inimaginables hace un siglo. Guardar comida en un congelador que recalentamos en un microondas, mantener calentita la casa con un suelo radiante, comunicarnos por internet (e incluso leer opiniones discutibles) o ver nuestra maravillosa recién estrenada TDT, parecerían pura brujería cien años atrás.

Sin embargo, la seguridad y autonomía que parece habernos conferido ese progreso doméstico es débil. Buena parte de Catalunya ha descubierto esta semana que, una simple nevada (extraordinaria o no, pero nevada a fin de cuentas) puede convertir nuestro sueño de bienestar inalterable en una pesadilla. La confianza ciega en nuestros medios nos ha convertido en presas vulnerables al habernos desprendido de cualquier forma de energía alternativa a la electricidad.

Si Julio Verne se hubiese despertado esta semana en la Selva, el Maresme o l'Empordà, no entendería cómo la gente es incapaz de iluminarse, calentarse, cocinar o lavarse con agua caliente simplemente por antojo de un cable caído. Y es que, creo yo, no deja de ser paradójico que todo el progreso de un siglo esté simplemente colgando de un hilo.

viernes, 12 de marzo de 2010

El mundo según Corbacho


No es que le tenga especial aprecio o desprecio. Es simplemente que el hombre tiene una habilidad especial para decir cosas que me resultan interesantes. Por eso creo que el Sr. Corbacho va a tener el honor de ser el primero en poseer dos posts dedicados a él en este blog. Y es que esta semana, el tal Celestino ha propuesto a los trabajadores y las trabajadoras de este país que, para complementar su pensión de jubilación, se planteen suscribir un plan de pensiones privado.

Para mí este planteamiento no es nuevo. He tenido (de hecho aún tengo) el placer de ocupar alguna responsabilidad sindical en el ámbito de las administraciones públicas y, ya en tiempos del Sr. Aznar, cuando inventaron la posibilidad de destinar hasta un 0'5 % de la masa salarial del empleo público a planes de pensiones privados como única vía de incremento salarial, yo mantenía un discurso contrario a las corrientes oficialistas al defender que no debíamos caer en esa tentación.

La suscripción generalizada de planes de pensiones privados supondrá algún día la excusa perfecta para poder justificar la defunción de nuestro sistema público de pensiones. No será repentino, sinó que primero se reducirán las cuantías a percibir para no tener que alargar la edad de jubilación, luego se irán dejando de incluir beneficiarios y, cuando nos demos cuenta, el sistema de pensiones habrá quedado plenamente privatizado, tal y como acostumbra a hacer nuestra clase política con todo aquello que les resulta mínimamente complicado de gestionar.

Ya sé que mi planteamiento a más de una persona le resultará paranoide, pero tengo la ventaja de que si no resulta así nadie recordará que lo dije y, si acaba siendo cierto, yo podré postularme como profeta. En todo caso, acabe como acabe, si tuviese delante a nuestro querido ministro de trabajo le preguntaría qué cantidad de los menos de mil euros al mes que cobran deberían destinar a ese plan complementario las personas del sector de la limpieza que han estado durmiendo en la Plaza Sant Jaume, por ejemplo.

Quienes pueden permitírselo, señor Corbacho, ya disponen de planes de pensiones privados. Ustedes y sus antecesores han procurado que así fuese mediante importantes beneficios fiscales para ese tipo de productos. El problema es que todas aquellas personas que, especialmente ahora, centran sus esfuerzos en cumplir con su hipoteca y alimentar a la familia, tienen el objetivo puesto a un plazo mucho menor que el de su jubilación. Si de verdad cree que ese es el camino y este el momento, o usted o yo tenemos una visión muy distorsionada del mundo en que vivimos.

jueves, 11 de marzo de 2010

Si yo fuera mi hermano


Una vez más nuestros queridos representantes en el Parlament de Catalunya demuestran su gran talla en directo por el 3/24. Mientras cien mil familias siguen a oscuras (entre ellas la de mi hermano) ellos se dedican a lanzarse estériles reproches en la sesión de control al gobierno. La oposición culpa al ejecutivo, que a su vez culpa a la climatología y recuerda que otros, en otras ocasiones, lo hicieron peor.

Yo debo ser o muy raro o muy listo, pero hace tiempo que creo saber que encontrar culpables puede reconfortar, pero no soluciona nada, que las soluciones sólo aparecen si se encuentran las causas; así que me sulfura mucho ver a unos señores haciendo de jueces cuando la víctima aún está en urgencias.

En todo caso, en medio de toda la palabreria nauseabundamente electoralista el señor Montilla, a parte de recordar varias veces su maravillosa tournée populista por tierras de Girona, presume del gran despliegue de servicios públicos, pregunta si el gobierno tiene la culpa de que cayesen 33 torres eléctricas y repite hasta la saciedad que el único servicio que queda por restablecer es uno que depende de una empresa privada (FECSA-ENDESA).

Llegados aquí ya se me acaba de poner el cuerpo malo y decido apagar el televisor. Me resulta altamente indignante que quienes vienen defendiendo contínuamente la externalización (como eufemismo de privatización) de todo tipo de servicios públicos ahora se escuden en su condición de privados para justificar su acción de gobierno. Me irrita profundamente que quienes no hacen más que hablar de abaratar los costes de personal en la administración, ahora intenten presumir de lo bien que trabajan los servidores públicos y achaquen a quienes no lo son todos los males. Y me repatea definitivamente que quienes deberían establecer, como mínimo, las condiciones en que se prestan los servicios más esenciales a la ciudadanía culpen a la divina providencia del hecho de que hasta 33 torres eléctricas estuviesen en un estado tan deplorable como para no aguantar una nevada y de que no hubiese ningún circuito alternativo previsto para, al menos parcialmente, garantizar el fluido eléctrico.

Si yo fuese mi hermano, después de lo visto en directo por la tele, me entrarían ganas de coger el coche, plantarme en el Parc de la Ciutadella y lanzarles unos cuantos insultos a quienes deberían preocuparse de mis problemas más que de sus escaños. Afortunadamente para ellos, sin embargo, mi hermano no puede haberlos visto porque su ineficiencia ha conseguido tenerlo 3 días sin luz (de momento).

miércoles, 10 de marzo de 2010

¿Conflicto cultural?


Interesante, sin duda, el programa de el follonero del domingo pasado. A su manera desenfadada y haciéndose el tonto, consigue poner en evidencia a las dos partes en litigio de esta especie de guerra de reconquista a la que parece que hay quien tienen interés en reducir a la convivencia entre la inmigración musulmana y los teóricamente cristianos de aquí.

Se podrían sacar conclusiones múltiples después de ver a un imán que no es capaz de condenar explícitamente a Bin Laden y a un político que es felicitado por la calle por su discurso chenófobo, aunque la primera que quiero dejar clara para quien pueda leer esto desde fuera de Catalunya es que, aunque el debate existe, la liga de fútbol ocupa más espacio en las tertulias de café. Creo que no miento si digo que ninguno de los personajes que salen en el programa podría considerarse el modelo del catalán medio, aunque ninguno de ellos sea ficticio.

Aún así, tengo que reconocer que algunos correos que recibo cada vez con más frecuencia (no sé si porque me quieren provocar o porque disimulo muy bien mis principios y creencias) y algún que otro grupo de Facebook que busca millones de españoles contra un supuesto partido islamista, empiezan a hacerme temer que la radicalidad se pueda estar instaurando en este lado del charco y, como la radicalidad sólo puede generar radicalidad, no puedo menos que preocuparme.

Por suerte, entre medio de los dos, el follonero entrevista a una profesora musulmana de la Universidad de Valencia que, a parte de defender que ella usa el velo por decisión propia dice al menos tres cosas interesantes.

La primera es que las religiones no son machistas, sinó que vivimos en un mundo machista y que son algunos hombres quienes, independientemente de su religión, son machistas. Interesante reflexión que seguramente las cifras de víctimas de violencia machista corroborarían si estudiamos el origen de los agresores.

La segunda es que Al Qaeda ha hecho mucho daño tambén al Islam y que, de hecho, lo había hecho en países islámicos antes de hacerlo en occidente aunque eso no hubiese sido noticiable aquí. Otra reflexión interesante que nos refresca la memoria respecto al origen del movimiento Talibán.

La tercera es que nuestras civilizaciones están en un proceso que debe conducirlas a un nivel superior, pero que en ese proceso el Islam está en el año 1400 (y algo más, creo) y que, en consecuencia, necesita tiempo para evolucionar. Esta última, que podría ser la más arrojadiza contra la cultura islámica, me ha hecho pensar en cómo estábamos hace 700 años y, si no me equivoco, no era una situación tan diferente, excepto que entonces los "cultos" y los "ricos" no eran los mismos que ahora.

Y, ¿cuás sería mi conclusión? Pues que, visto que la única persona que fue capaz de decir cosas que activaron más mi cerebro que mi estómafo fue una profesora universitaria, debe ser que no existe un conflicto cultural, sinó un conflicto originado en la incultura.

martes, 9 de marzo de 2010

¿Habrá otro ángel caído?


Este fin de semana el Real Madrid, con al ayuda del Almería, se ha encaramado al liderato de la liga de fútbol de primera división. Muy posiblemente no le dure mucho y todo lo que explicaré a continuación será un puro ejercicio de futurología barata pero, ¿y si pasase?

La temporada pasada se encomendó a Josep Guardiola que tomase las riendas de un Barça que había perdido el rumbo y era incapaz de dar a su afición los títulos que le reclamaban. Creo que soy generoso si digo que, en ese momento, existía división de opiniones respecto a las capacidades del técnico para llevar el proyecto a buen puerto.

Sin embargo, la temporada hizo que los más escépticos (entre los que me encuentro) tuviésemos que tragarnos con patatas todos los malos augurios que habíamos planteado sobre Pep. Los seis títulos conseguidos con sólo un par de retoques en la plantilla hicieron pensar a la hinchada culé que Guardiola era un ángel enviado desde el cielo en respuesta a sus pregarias.

Ahora voy a imaginar que este año, ya eliminados de la Copa del Rey, no sean capaces de recuperar el liderato de la liga ni de superar esa eliminatoria de Champions que aún tienen abierta. Si todo eso pasa y el Barça se queda en blanco este año, ¿qué se dirá de Pep? ¿la gente se acordará de los seis títulos o de Etóo? No lo sé y, muy posiblemente, me quedaré sin saberlo porque eso no pasará, pero no sé porqué algo me dice que la gente volvería a ser tan egoísta como casi siempre y convertiría al ángel enviado en un ángel caído. Yo ya lo he dicho, luego si pasa, no me tratéis de oportunista.

lunes, 8 de marzo de 2010

¡Felicidades, mujer!


Los caprichos de la genética me hicieron moreno, mientras que a Brad Pitt creo que lo hicieron rubio. No por ello yo me considero diferente a él en lo más mínimo. De la misma manera, mientras que tanto en Brad como en mí la genética decidió que tuviésemos un par de testículos entre las piernas, consideró que sería mejor que Angelina Jolie tuviese dos ovarios en su pelvis y el pelo moreno. Visto así tengo lo mismo que ver con Angelina que con Brad y, por tanto, si tuviésemos que considerar diferente a alguien de los tres, tendríamos un problema. Conclusión: los tres somos iguales.

Pues bien, este silogismo tan sencillo parece ser que aún hay quien no lo tiene claro y considera que, dependiendo de dónde nos pendan dos bultos, nuestros roles o incluso nuestras capacidades deben ser diferentes. De ahí que sea preciso que alguien se postule en favor de lo que, debiendo ser natural y obvio, no lo es tanto: la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.

Se supone que por ello el día 8 de marzo se ha instaurado como el día intenacional de la mujer, hecho que yo considero un error monumental en la lucha feminista. Intentaré explicarme sin generar más suspicacias entre las defensoras de la lucha lila de las que pueda generar por el simple hecho de mi masculinidad.

Yo también me apunto a reclamar la igualdad pero, por eso mismo, en todo caso deberíamos celebrar el día de las personas o el día de la igualdad de oportunidades, pero nunca el día de la mujer, porque el simple hecho de celebrar el día de la mujer es, desde mi punto de vista, remarcar la existencia de las diferencias que no queremos que existan.

La igualdad no es sólo una cuestión de las mujeres. Ese enfoque ha sido el que las ha llevado a ganar terreno en lo laboral sin haber conseguido aún que la otra mitad de humanidad se implique en lo familiar (fue mi argumento en el primer capítulo de esta trilogía). Intentando liberarse por esa vía, la mujer está echándose un yugo aún más grueso al cuello.

Los hombres, aunque menos, también hemos perdido con esto del patriarcado. Seguramente no somos conscientes de ello o no queramos reconocerlo, pero lo he entendido en gran parte cuando he visto a mi padre hacer de abuelo y he pensado en lo que se perdió como padre. Y la sociedad, sobretodo la sociedad, ha perdido muchísimo al no poder aceptar lo que la mitad de ella podía aportarle. Estas afirmaciones, más o menos controvertidas, deberíamos repetírselas a todos los hombres una y otra vez porque, sólo si se alcanza su convencimiento, cederán parte del poder que les atribuye el patriarcado y la igualdad será posible.

Aún así, si alguna mujer decide seguir la lucha por la vía de un ajado feminismo revanchista que clame a la revolución contra el poder del hombre, si sigue creyendo que conmemorar la muerte de cientos de mujeres incineradas en una fábrica textil las hará más fuertes en su lucha, si sigue pensando que esa lucha es suya y no mía, si es así, que acepte mi felicitación en un día tan señalado para ella.

domingo, 7 de marzo de 2010

Las otras mujeres trabajadoras


A poco de la conmemoración del ocho de marzo, día de la mujer trabajadora, veo por televisión un reportaje en el que, de un lado, la Paeria se felicita por el éxito de haber prohibido la prostitución callejera en su núcleo urbano y, por otro, algunos municipios presumen de haber encontrado en las licencias de actividad de los prostíbulos una fuente de financiación alternativa a las tasas ligadas a la construcción.

En este país y en pleno siglo XXI, el debate de la prostitución sigue estando vivo. Tal vez la moralidad ya no sea el argumento que impida la legalización del ejercicio del llamado oficio más antiguo del mundo. En su lugar se erigen colectivos que argumentan que el ejercicio del sexo remunerado se produce normalmente bajo situaciones asimiladas a la esclavitud y que está totalmente en contra de la libertad sexual de las mujeres.

Ese argumento me cuesta entenderlo. No dudo que exista el mal llamado trato de blancas (¿a caso no se trafica con negras y orientales?), pero dudo mucho que condenar a las mujeres que se prostituyen a la clandestinidad y al aislamiento pueda ayudar a solucionar tal situación. No soy tan ingenuo como para pensar que la legalización de la prostitución conlleve la erradicación de la explotación sexual de mujeres, pero no entiendo cómo podría empeorar la situación de las que ya son víctimas.

Por el contrario, aquellas mujeres que decidan libremente ejercer el sexo como actividad lucrativa, que también existen, tienen en la actualidad totalmente limitados sus derechos más fundamentales e, incluso, se exponen a situaciones de riesgo superiores a las que, sin duda, se expondrían si estuviesen en una situación regulada.

Si eso es lo que el feminismo radical entiende por defender la libertad sexual de la mujer, creo que han equivocado el discurso. Defender que si una mujer quiere negociar con su cuerpo es porque tiene un grave problema cultural o que es necesariamente víctima de una educación machista, no deja de ser negar la posibilidad de que haya quien piense diferente de ellas y que tenga concepciones éticas y morales divergentes a las suyas que le permitan esa forma de subsistencia. ¿O a caso alguien criticaría a una mujer por practicar el masoquismo?

Y mientras estas discusiones animan las tertulias del café con leche más que los debates de quienes tienen capacidad para legislar al respecto, las otras administraciones, las que tienen más limitadas sus capacidades para establecer las normas del juego, se apuntan a la doble moral. Por un lado esconden a las prostitutas de la vista del gran público, con lo que parece que hayan hecho una gran actuación ejemplar en materia de lucha contra la prostitución y, por otro, se cuidan muy mucho de pasar factura a las reservas en las que, como si de indios Sioux se tratase, se las ha desterrado a las prostitutas.

A poco de la conmemoración del ocho de marzo habrá muchas mujeres trabajadoras que podrán celebrar los avances que han vivido sus condiciones en los últimos tiempos y reivindicar las muchas mejoras que aún les quedan por conquistar, pero esas otras mujeres trabajadoras, las del sexo, tendrán que seguir enseñando la pantorrilla en alguna carretera apartada para no asustar a los turistas de nuestros centros históricos.

sábado, 6 de marzo de 2010

Las mujeres trabajamos, la familia se reorganiza


Por fín un lema más que acertado para la conmemoración del 8 de marzo el que han encontrado la Regidoria de la Dona y el Consell Municipal de la Dona de Manresa. Tal vez llame menos a las lilas barricadas que otros, pero probablemente encontrará más aliados e incluso aliadas y resulta, sin duda, de un realismo aplastador.

La incorporación de la mujer al mercado laboral (que no al trabajo, del que nunca ha estado ausente) no es un fenómeno nuevo, pero sí que su toma de conciencia de que la igualdad de oportunidades debe ser un hecho y, en consecuencia, su voluntad de concursar a las mismas responsabilidades que los hombres, ha supuesto un cambio social al que aún no hemos tenido capacidad para adaptarnos.

Como masculinista que me considero, no voy en absoluto a poner en tela de juicio el derecho del género femenino a empoderarse y, por consiguiente, ocupar aquellas responsabilidades que históricamente habían estado reservadas al género masculino. Lo que sí que voy a hacer es afirmar que dicho empoderamiento conlleva necesariamente la renuncia a ciertos ámbitos de lo que hasta hace poco se reservaba a las féminas.

La conciliación de la vida familiar y laboral puede y debe ser un hecho para la mayoría de puestos de trabajo y un derecho tanto para hombres como para mujeres, pero imaginar un director o una directora generales ajustando los horarios de sus múltiples reuniones a los de los biberones del bebé forma parte más de la utopía que del objetivo. Así pues, la mujer que quiera acceder a esos cargos tendrá que, igual que lo han hecho siempre los padres, renunciar a buena parte de lo que se supone que le corresponde al rol de progenia.

Lo que supone un problema no es la imposibilidad de conciliación que se dé en algunos cargos, el problema es que hasta hace poco existía una figura que renunciaba a su carrera profesional en pro de la familia, mientras que ahora las familias han quedado huérfanas.

No lo digo con ninguna intención de deslegitimar a nadie en su justa reivindicación del derecho al progreso laboral, lo digo en el sentido de justificar que, efectivamente, la familia debe reorganizarse y que, hasta que esta nuestra sociedad no encuentre nuevas fórmulas que permitan compatibilizar la participación social por la vía del trabajo remunerado de los dos géneros, seguiremos sufriendo de un envejecimiento progresivo de la población que servirá para que alguien justifique cosas que no conviene que sean justificables.

viernes, 5 de marzo de 2010

De cuernos y clítoris


Entiendo perfectamente que los diputados del Parlament de Catalunya se hayan sentido ofendidos cuando un filósofo ha comparado las corridas de toros con la ablación del clítoris. Lo comprendo porque, evidentemente, mientras las primeras son actos de tortura y ejecución de animales de segundo orden, las segundas son mutilaciones al gran grupo de los animales de primer orden entre los que se encuentran los seres humanos.

Y es que hace sólo dos años que el mismo parlamento aprovó un decreto legislativo que dejaba muy claro que cualquier animal debía ser tratado prácticamente como un ser humano, prohibiendo su exhibición y su comercio excepto en una condiciones muy concretas y, sobretodo, cualquier forma de maltrato que les pudiese provocar un daño físico o psicológico. A cualquier animal menos a los toros, que deben formar parte de ese segundo orden que menciono, al menos cuando son colocados en una corrida o en otra de las llamadas fiestas con bueyes en zonas tradicionales, que son excepción en todas esas prohibiciones legales.

pero ¿porqué son excepción? Eso debe ser más o menos lo que estos días se discute en el Parlament y, de momento, las explicaciones que he oído no acaban de convencerme. Se dice que es que son fiestas muy arraigadas culturalmente, pero también lo era apalear perros. Se dice que es que las plazas se llenan de gente, pero también se llenaba la plaza de la iglesia de Solsona para ver colgar al burro. Se dice que es que se perderían puestos de trabajo, pero también se pierden al prohibir las peleas de perros o de gallos. Y se dice que es que es arte, pero también lo es el cine y se prohibe que exhiban el maltrato animal en él.

Al final parece que la gran ofensa por la comparación, que podría entenderse como una gran defensa a los derechos del género femenino, se va a haber convertido en una cuestión machista. Va a resultar que lo que en realidad ofende a algunos diputados es que comparemos a una persona con un animal cornudo.

jueves, 4 de marzo de 2010

Tal vez esperaba demasiado


Debo haber sido de los pocos espécimenes de la ciudadanía de a pie que ha dedicado un rato a hojear las propuestas del gobierno para el acuerdo político contra la crisis, pero creo que ha valido la pena para, por una vez y sin que sirva de precedente, criticar con un mínimo de fundamento.

No descarto dedicar algún otro post al contenido del texto, pero hoy quiero hablar tan sólo de la estructura que considero ya bastante ilustrativa de cómo llevamos el tema, sobretodo si tenemos en cuenta que el texto nace porque la oposición se queja de que el gobierno les convoca a reunión sin propuestas concretas (un excusa como otra, si las hubiesen tenido el problema sería que no dejan margen para la negociación).

Pues bien, el documento de propuestas tiene 32 páginas de las cuales las 11 primeras (un tercio) son de introducción y las dos últimas un anexo para explicar un concepto, es decir, que las propuesta en sí nos ocuparían 19 páginas si no fuese porque después, los diferentes capítulos y sus apartados también incluyen introducciones que vienen a ocupar, al menos, 4 páginas más. Conclusión: la mitad del documento no habla de medidas, sinó que nos introduce en una situación que yo creo que a estas alturas no necesita presentación.

Por lo demás, plantea 55 medidas que no desglosaré aquí y que incluyen unas pocas razonables y concretas, otras que suponen incroncreciones más propias de lo deseable que de lo factible y algunas más que se podrían englobar en los tópicos. A modo de ejemplo, cuando habla de la austeridad de las cuentas públicas lo único concreto que dice es: "el capítulo de personal deberá reducirse en un 4%". ¿Lo habría leído la Sra. Gomis antes de dimitir?

No sé, supongo que es que uno es aún un romántico y espera demasiado de todo un gobierno de España, pero en resumen diría que el documento me ha decepcionado, que casi que me vería capaz de haberlo redactado yo (quiero una subsecretaría de estado, por lo menos) y que sobretodo, creo que me lo pasaría pipa negociando lo que venga a continuación.

miércoles, 3 de marzo de 2010

La gran democracia del ciberespacio


El otro día se me ocurrió pasearme por esto de los blogs y, a partir de mi perfil, busqué otros que coincidiesen con alguna de mis características. la sorpresa fue encontrarme con uno de corte nazionalsocialista total que, debo admitirlo, en un primer momento casi me asustó.

Seguramente, si abriese un turno de apuestas para que me dijesen sin mirar de dónde dice ser la creadora del blog en cuestión, quien acertase se llevaría un premio importante. Y es que sí, es de Manresa (o dice serlo). De ser así resultaría que en lo más profundo de la Catalunya central existe gente que opina que el mestizaje es genocidio, que hay que sentirse orgulloso de tener la piel blanca (vaya, y la gente pagando por el bronceado) y que la igualdad de oportunidades acabará con nosotros.

Dudo que haya mucha gente dispuesta a expresarse así en público por las calles de Manresa y, en consecuencia, creo que me toca aplaudir a esto del mundo blog por las posibilidades que da a la libertad de expresión que es, sin duda, uno de los pilares de la democracia porque expresarse se pueden expresar hasta las ideas más extremadas.

En todo caso, por si la creadora del blog en cuestión pasa algún día por aquí, le aconsejaré que cambie el pseudónimo porque no deja de ser curioso que alguien defienda la pureza racial sintiéndose orgullosa de ser celtíbera, es decir, hija del mestizaje entre los pueblos celtas y los íberos.

martes, 2 de marzo de 2010

Comisiones de investigación y otras fantochadas


¿Para qué sirve una comisión parlamentaria de investigación? ¿A qué conclusiones puede llegar? ¿Qué significa lo de responsabilidad política? ¿Qué sentido tiene una comisión de investigación paralela a un proceso judicial? Tengo más preguntas que respuestas.

Ayer estuve siguiendo la declaración de Delta Cero en la comisión parlamentaria de investigación del incendio de Horta de Sant Joan. Lo hice sobretodo porque creo que, después de tanto oír hablar de él sin nombre ni apellidos, esperaba encontrarme una especie de robocop, pero no fue así. Resultó ser una persona que, en consecuencia, podría darse el caso de que hubiese cometido algún error. Pero, en todo caso, ¿Para qué sirve una comisión de investigación?

Yo, después de oír la declaración del tal Delta, me quedé perdido entre los hoteles, los ecos y los canales. Lo único que alcancé a juzgar como error fue que no les llegase el desayuno a tiempo a todo el personal que trabajaba en el incendio porque, de lo demás, no tengo ni puñetera idea. Pero es que me temo que la mayoría de los diputados y diputadas que llenaban la sala de la comisión debieron entender más o menos lo mismo que yo. Entonces, ¿para qué sirve una comisión de investigación?

Resulta que, si se intuye que alguien cometió un error, algún superior suyo debería abrir un expediente informativo que, instruido por personal técnico en la materia, aconsejaría las medidas disciplinarias a tomar. Subrayo lo de técnico, es decir, gente con conocimientos suficientes como para juzgar las actuaciones. En caso de que se derivasen posibles responsabilidades penales, supongo que lo pondrían en conocimiento de la fiscalía para que se tomasen las medidas oportunas. En ese caso, ¿para qué sirven las comisiones de investigación?

Si, como dijo el presidente de la comisión, lo que se pretende es poner los medios para que no se vuelvan a producir hechos como los que son objeto de estudio, sería más sensato que se hubiese constituido una comisión técnica y no política que acabase sacando conclusiones y proponiendo las mejoras que creyesen oportunas. Así pues, ¿para qué sirven las comisiones de investigación?

Cuando hayan pasado por dicha comisión todos los bomberos del mundo mundial, si alguien concluye que el director general o el conseller de turno obraron inadecuadamente desde un punto de vista político, sólo serán cesados si quien los nombró coincide con dicho análisis. Entonces, ¿para qué sirven las comisiones de investigación?

Lo bueno del asunto es que, mientras tanto, quienes parece ser que fueron los responsables últimos de todo, los que prendieron el fuego han sido puestos discretamente en libertad y deben estar viendo por la tele como más de uno de los que intentaron evitar los acontecimientos no puede reprimir el llanto al revivir lo ocurrido. Visto desde ese punto de vista, tal vez sí que sirven para algo las comisiones de investigación.

lunes, 1 de marzo de 2010

Lecciones de humildad


Un mes y medio tardó La Tierra en volver a temblar y cobrarse cientos de víctimas y millones de personas damnificadas, esta vez en Chile. Justo después, la alarma por Tsunami se hace extensiva a todo el pacífico y así, desde Chile hasta Australia o Japón, la gente se alejó apresuradamente de la costa con el recuerdo puesto en aquellas navidades de hace seis años.

Mientras, aquí, en aquella parte del mundo en la que nunca pasan esas cosas reservadas para pobres y exóticos, El ciclón Xinthia, una ciclogénesis explosiva a la que han apodado la tormenta perfecta, ha atravesado la península dejando daños materiales, incendios y alguna muerte y se ha adentrado en Francia para causar al menos 40 víctimas mortales a las que habrá que sumar las que ya ha empezado a provocar en Alemania y Bélgica.

Si viviese en Nueva York y las películas americanas fuesen ciertas, en cada esquina me encontraría con un viejo barbudo mal vestido anunciando a gritos el fin del mundo. Pero seguramente no, lo más probable es que el apocalipsis aún no haya llegado. Se trata simplemente de que nuestro querido planeta y nuestra madre naturaleza nos están recordando una vez más que no somos más que tristes juguetes a su merced y que, por mucho que nos hayamos creído una especie superior, capaz de conceder o denegar caprichosamente el derecho a la subsistencia del resto, un simple estornudo de nuestra atmósfera o un leve golpe de tos de la corteza terrestre puede dar al traste con nuestros sofisticados planes.
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