domingo, 28 de agosto de 2011

Abierto por reformas

Aunque comparto generación con muchas de esas personas, nunca entendí que hubiese tanta gente que pudiese ser feliz viviendo de prestado y subiéndose a nubes que no les pertenecían. Era de lo más normal que aquello no durase y, finalmente, la burbuja explotó. Lamentablemente, la explosión acabó salpicando a quienes, como puede ser mi caso, teníamos claro que no se podía gastar más de lo que se ingresa.

Lo triste es que esa forma de financiarse había calado tan hondo en nuestra sociedad que hasta la administración se había acostumbrado a hacer uso de más recursos de los que disponía, de manera que ha llegado un momento en que lo que ingresa lo tiene que destinar a pagar intereses y actualmente se ve "obligada" a recortar lo irrenunciable.

Por lo visto realmente tenemos ya asumidísimo que eso de hipotecar hasta a la suegra es lo natural. Es el único motivo por el que se me ocurre que a la gente le pueda extrañar que los políticos hayan planteado algo tan de sentido común a mi entender, como que en lo público tampoco se puede gastar más de lo que se ingresa.

Así las cosas, yo no criticaría la reforma constitucional planteada por PP y PSOE en su contenido. Lo haría más bien porque me parece muy triste que aquello que tantas veces se ha planteado como un proceso poco menos que imposible en lo práctico y inaceptable en lo moral como es reformar la constitución, ahora se pueda hacer en quince días para que quede hecho antes de acabar la actual legislatura.

Resulta que la piedra angular de nuestra legislación sí es tocable, pero sólo cuando lo manda eso que llaman mercados y no cuando lo hace la opinión pública. Unos mercados que deben ser estúpidos si creen que añadir unos párrafos ambiguos e indeterminados va a garantizar que quienes administran nuestras finanzas públicas vayan a cambiar de actitud.

La verdad es que esto del circo político-financiero parece que no dejará de sorprenderme jamás, igual que me sorprende que a alguien le extrañe a estas alturas que la mencionada reforma no se someta a referéndum. El manual de cualquier partido político explicita que sólo se deben someter a sufragio aquellas cuestiones sobre las que se tenga garantías de obtener el resultado deseado y creo que a fecha de hoy está claro que cualquier cosa que propongan los dos partidos más representados en cortes tiene puntos de no prosperar en referéndum.

En definitiva, socialistas y populares saben bien lo que hacen. Lo que espero es que la gente tengamos la suficiente memoria como para exigir en el futuro que la sacrosanta constitución no sea esgrimida como argumento para no modificar el sistema de designación del Tribunal Constitucional, replantearse el sistema de organización del estado o establecer un modelo diferente de sistema electoral, por ejemplo. Si en quince días se va a poder modificar la constitución, ésta debería quedar definitivamente abierta por reformas para el futuro.
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