jueves, 28 de septiembre de 2017

Yo restaría 63 artículos

Advertencias:

Esta entrada es larga, pero su lectura incompleta puede llevar a conclusiones precipitadas. 

Está redactada desde la equidistancia expresada en la entrada en la entrada anterior de este mismo blog, por lo que puede herir la susceptibilidad de personas con un gran sentimiento nacionalista, especialmente si no se hace una lectura completa.

Para evitar el efecto expresado en el párrafo anterior he intentado no hacer uso de adjetivos e, incluso, hacer referencia, excepto en casos (casi) imprescindible a instituciones y no a partidos y, mucho menos a personas.

Introducción:

En Catalunya hay un conflicto (por si alguien lo dudaba). Análisis de motivos y reproches abundan por doquier, pero hasta ahora sólo han ayudado a agravar el conflicto. 

Propuestas de solución abstractas también hay alguna, pero el estado de ánimo de ciudadanía y gobernantes es de tal excitación que no se revierte con abstracciones. 

Por eso, me voy a atrever a proponer (desde mi humilde condición de ciudadano raso y sin ninguna esperanza de éxito) una solución (o al menos el camino hacia ella) concreta y alternativa a DUIs y artículos 155 de la constitución.

Hechos (casi) probados:

1. Tras años de reivindicaciones multitudinarias en Catalunya parece que, cuestiones ideológicas a parte, hay un punto en el que la gran mayoría de su población está de acuerdo: quieren que se les consulte respecto a su posible independencia.

2. El gobierno español, cuestiones ideológicas a parte, alega motivos legales para negar la consulta. El más importante: que la soberanía de España reside en el "pueblo español" y no en una parte de él. 

3. Ante esta disyuntiva, el gobierno de Catalunya decidió impulsar una consulta unilateral y vinculante que disgustó a su oposición, que criticó la decisión porque consideraban que cualquier consulta debía ser pactada con el gobierno español y con plenas garantías democráticas. 

4. El gobierno español y el resto de las instituciones (parlamento a parte) han hecho (casi) todos los movimientos posibles para impedir el referéndum, lo que imposibilitará que el 2 de octubre se conozca cuál es la opinión de la ciudadanía de Catalunya, pero mantendrá la confrontación y aumentará la crispación.

Premisas para una alternativa:

Así las cosas, técnicamente sólo es imaginable una alternativa a lo ya bautizado como choque de trenes si se cumplen las premisas siguientes:

1. Que se consulte a la población de Catalunya.

2. Que la consulta sea pactada y con garantías democráticas.

3. Que la consulta no cuestione la soberanía de la totalidad de la ciudadanía española.

4. Que el resultado no se pudiese interpretar como una victoria aplastante de ninguna de las partes en litigio sobre la otra para que ambas pudiesen aceptarla y presentarla a sus partidarios.

La alternativa propuesta:

En lugar de remitirnos a todos los artículos que los últimos días se han referido alrededor del conflicto en Catalunya (especialmente el 155), el presidente del gobierno español debería, tras negociarlo con las fuerzas catalanas, hacer uso del artículo 92 y someter a referéndum consultivo de toda la ciudadanía española la posible independencia de Catalunya.

Validación de la alternativa a las premisas previas:

1. Se habrá consultado a la población catalana y al día siguiente del referéndum se conocerá qué porcentaje de su ciudadanía la desea y cuál no.

2. La consulta habría sido negociada con el gobierno catalán.

3. No cuestionaría la soberanía de la ciudadanía española, puesto que toda ella habría participado y porque, tal como exige la constitución, el referéndum sería consultivo.

4. Ninguna de las partes podría atribuirse una victoria aplastante: los partidos que gobiernan en Catalunya habrían conseguido una consulta (votarem!) y además cumpliendo todas las garantías que pide su oposición y el que gobierna en España habría evitado el referéndum unilateral que se había comprometido a evitar (El 1 de octubre no habrá referéndum) y además con unas formas perfectamente democráticas que nadie podría cuestionar.

FAQ sobre la alternativa:

1. ¿Qué soluciona esa consulta?

No todo, pero es el camino a muchas cosas:

Por un lado, relaja los ánimos y esquiva un enfrentamiento inminente. 

Por otro lado permitiría conocer cuál es la situación de verdad, sin conjeturas, suposiciones o mayorías silenciosas en Catalunya.

Al día siguiente del referéndum no se habría solucionado nada y habría que hacer lo que se nos ha olvidado hacer: política. Pero el resultado del referéndum habría clarificado mucho las cosas. Los que tuviesen que negociar sabrían con exactitud la correlación de fuerzas en Catalunya y fuera y podrían, en consecuencia, negociar sabiendo a lo que realmente se exponen.

2. ¿Y si el gobierno catalán no lo acepta?

Me cuesta imaginar dicho escenario en el contexto actual. De no hacerlo estaría rechazando una negociación a la que ha dicho estar dispuesto "hasta el último minuto", se arriesgaría a perder el apoyo de buena parte de la base social al mantener una apuesta de dudosa legalidad existiendo una alternativa e incluso podría perder el prestigio internacional que se pueda haber ganado con la actitud de defensa democrática que ha alegado hasta ahora para mantener su posición.

No obstante, si no lo hiciese, el gobierno español siempre podría recurrir a las estrategias actuales (volver a saltarse 63 artículos), esta vez pudiendo alegar realmente que ha sido el catalán el que se ha cerrado a la negociación.

3. ¿ Y si el gobierno español no quiere?

Demostraría poca visión política y de estado (aunque sé que hay a quien no les sorprendería). En todo caso, actualmente el PP no está en mayoría y las fuerzas de la oposición, en mayor o menor grado, se van decantando por una solución que pasaría, tarde o temprano, por una consulta.

Aquí debería mojarse esa oposición que no defendió en el parlamento la actitud del PP e, incluso, plantear una moción de censura. Seguramente nadie querría asumir en la situación actual la presidencia del gobierno... a no ser que tuviese una alternativa con probabilidades de éxito para ofrecer, y ésta lo es.

Podría ser una oportunidad para algún partido en horas bajas en cuanto a popularidad e intención de voto (léase PSOE) convertirse de la noche a la mañana en la fuerza que soluciona "la mayor crisis democrática en España desde 1978" (o algo así le llaman).

4. ¿Aceptarían en Catalunya un referéndum no vinculante?

Yo creo que depende de cómo lo vendan PdCat, ERC y, sobretodo, ANC y Òmnium. 

Que un referéndum no sea vinculante legalmente no le resta vinculación política. En todo caso, la opción de que al día siguiente de la consulta, según el resultado, el gobierno catalán decretase una independencia unilateral siempre existiría, pero esta vez con datos para acreditar realmente si es la "voluntat d'un poble".

Epílogo:

Esto es todo lo que se me ocurre. Seguramente desde la ignorancia y la ingenuidad pero, eso sí, desde el espíritu constructivo, algo de lo que parece que hace tiempo que andamos escasos por estos lares.

sábado, 23 de septiembre de 2017

Más equidistante que nunca

Desde que empezó a gestarse el conflicto de nacionalismos en Catalunya mi posición ha sido la misma, aunque aún haya quien considere que, los que están donde yo, no se han posicionado. 

Al principio se hacía difícil explicar cuál era esa posición, pero un día leí a Jordi Évole  hablando de equidistancia y lo compré porqué me pareció un matiz bastante distinto a la neutralidad, que puede confundirse con la indiferencia.

Lo que sí que ha cambiado en este tiempo son las fuerzas que me impulsan a mi posición. Mientras que en un principio era la falta de atracción hacia cualquiera de los bandos en conflicto, ahora es la repulsión. Y esa fuerza es mayor.

La falta de atracción es fácilmente reversible. Un pequeño empujón, un movimiento inercial o el acercamiento de cualquiera de las masas podía aproximarme a ellas. 

La repulsión, en cambio, es una fuerza infranqueable que hace que sólo alguien que ejerza presión constante en sentido opuesto puede vencer temporalmente pero que, a la que desaparece la presión, vuelve a impulsarte en sentido opuesto.

No es que falten las presiones (por mi ubicación geográfica y las características de mi red social, mayoritariamente para acercarme hacia el nacionalismo catalán) pero por ahora sólo han servido para constatar la gran intensidad de la repulsión que me mantiene en el centro.

Me produce repulsión que unos inventasen opresiones donde no existían y que otros decidiesen responder oprimiéndolos.

Me producen repulsión los gobernantes que deciden hacer las cosas porque les da la gana y los que deciden que no se hacen porque no les da la gana.

Me produce repulsión que unos y otros digan que lo hacen por el bien de todos cuando saben que de esto no puede salir nada bueno.

Me produce repulsión que unos, como el entrañable Rufián, sólo se olviden de hacer chascarrillos fáciles en el congreso cuando los detenidos son "sus amigos" y que los otros detengan a la gente porque no son son sus amigos. Especialmente porque yo quiero como a amigos a gente posicionada en ambos nacionalismos aunque no sea amigo de ninguno de los dos.

Me produce repulsión que unos envíen a la población civil a la calle para que exijan lo que ellos no saben defender en las cortes y que los otros, en lugar de trasladar la discusión allí, respondan con la Guardia Civil.

Me produce repulsión que unos y otros conviertan todo aquello que debería ayudarnos a entendernos en armas arrojadizas (las cortes, los medios de comunicación públicos e incluso los idiomas).

Me produce repulsión que unos prometan lo imposible y que otros hagan imposible lo que la mayoría demanda.

Me produce repulsión, tristeza y vergüenza ajena que unos y otros estén haciendo añicos el más valioso y escaso en nuestra historia de los patrimonios que tenemos: la convivencia pacífica independientemente de las ideologías y las coyunturas económicas y geopolíticas.

Y sobretodo, me produce repulsión que unos y otros lo hagan exclusivamente por su orgullo e interés propio, olvidando que desde el momento en que accedieron al cargo que ostentan dejaron de deberse a él para hacerlo a una ciudadanía que no es ni monolítica ni monocromática.
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