viernes, 30 de septiembre de 2011

Jugando con la lotería

Veintitantos millones de euros publicitarios después, el gobierno español decide desdecirse de su decisión y no sacar a bolsa la Lotería Nacional. Por si esto lo lee alguien que aún no me conozca, diré que soy totalmente contrario a las privatizaciones en general y, en particular, me cuesta entender que se venda algo que genera beneficios por aquello del pan para hoy y hambre para mañana.

Por lo tanto no voy a criticar que, de momento, la lotería siga siendo una entidad pública. Ni siquiera voy a lamentarme por la millonada despilfarrada inútilmente en difundir el proceso que no se hará y que, de buen seguro, podrían haber venido la mar de bien para fines mucho más interesantes desde cualquier punto de vista que no sea el de la gerencia de alguna empresa de publicidad.

Lo que si que voy a hacer, aún a riesgo de que Mariano me crucifique por no conformarme con que las cosas se hagan bien, que además quiero que se hagan para bien, es criticar que después de toda la movida se intente vender que el gobierno cambió de opinión poco menos que para plantar cara a los mercados.

Si alguna cosa ha influido en la decisión del gobierno ha sido que se han acordado de que tenían convocadas unas elecciones, de que el PP ha dicho que no le parece bien la venta y que, en consecuencia, si luego no salen los números podría convertirse en un arma arrojadiza en plena campaña electoral.

De todas maneras, si en su recta final este ejecutivo quiere aparentar el izquierdismo que no ha demostrado durante su mandato, podría empezar por hacer reformas constitucionales con sentido social y no económico, nacionalizar bancos o alguna otra de las propuestas que hoy he oido explicar a Tomás Gómez que están saliendo del encuentro del PSOE que ha resucitado a González.

La lástima es que todo eso se les ocurra ahora, cuando llegan elecciones, después de cuatro años haciendo lo contrario. No me extrañaría que desde la dirección de la campaña alguien decidiese acabar de rapar a Rubalcaba. Tal vez así nos recordaría un poco más al calvo de la lotería de Navidad y repartiría la ilusión que su partido ha robado a tanta gente en estos años.

martes, 27 de septiembre de 2011

Recortes de película

A ver si lo he entendido bien. El mismo día en que se apunta la pretensión de recortar nuevamente el salario del personal sanitario del Institut Català de la Salut, se firma un acuerdo con las principales productoras norteamericanas para que la Generalitat les pague 1,4 millones de euros a cambio de que doblen más películas al catalán.

No sé cuanto tardarán otras tendencias políticas en criticar que el Govern se gaste en defender el catalán o incluso puede que digan en marginar el castellano, a costa de la sanidad pública. Si sé que quienes defienden la ley del cine en catalán están hablando ya de bajada de pantalones, puede que porque creen que habría que doblar más o porque el millón cuatrocientos mil euros les parece insuficiente.

Dudo que se trata de una cosa o de la otra, pero sí me parece que mezclar las dos noticias hace daño a la vista. No seré yo quien defienda la política de recortes para capear el temporal que viene cayendo, pero si se supone que se quiere apostar por ahí, no creo que lo de pagarle a la Warner Bros. y compañía cuadre mucho.

Una lectura rápida permetiría afirmar que el Sr. Mas defiende más a las grandes empresas del cine que a las personas que lo eligieron. Una más pausada me lleva a pensar que desde CiU se apuesta por el patriotismo como valor alternativo a la cohesión social y que, por eso, se dedican a hacer guiños y gestos hacia el electorado más nacionalista mientras desmantelan programadamente el estado del bienestar. Seguramente nada de ello debería extrañarme. Si nos gobierna la derecha nacionalista, es razonable que su politica sea de derechas y nacionalista.

Otra cosa es que considere acertado el camino. El creciente sentimiento catalanista de los últimos años no se ha cimentado sobre la lengua, ni sobre su normalización, ni sobre su inmersión por más que haya quien así lo defienda. De hecho, el propio Mas lo había reconocido en su proyecto de "casa gran del catalanisme". Si algo había cohesionado a la sociedad catalana había sido un proyecto común basado en la igualdad y el bienestar.

Cada vez que se clavan las tijeras en los servicios a la ciudadanía, se están clavando en la propia sociedad para dividirla. El día que hayamos destrozado el mal llamado e inacabado estado del bienestar, habremos hecho añicos una sociedad que ha costado décadas cohesionar. Después cualquier tipo de pegamento, por más barras de colores que tenga o se etiquete en la lengua que se etiquete, puede resultar ineficaz.

jueves, 22 de septiembre de 2011

El atajo palestino

Seguramente Obama tiene razón: la paz no tiene atajos. Un conflicto de más de sesenta años no se soluciona de la noche a la mañana con una votación en un plenario de las Naciones Unidas. De hecho, ni siquiera creo que nadie pueda garantizar que el reconocimiento de Palestina como estado independiente suponga el fin de la violencia con Israel pero, sin embargo, no creo que sea tan mala idea concederla.

Me enseñaron hace mucho tiempo que dos no se pelean si uno no quiere. En ese sentido, desde Palestina han demostrado poco interés en rebajar las tensiones con Israel y, seguramente, alguna que otra organización que perdería su razón de ser si cesasen las hostilidades se ha cuidado meticulosamente de que se desaprovechase cualquier ocasión de solución.

Por su lado, Israel juega con ventaja. Allí si se proclamaron estado independiente y la ONU los reconoció y a partir de ahí, lanzar piedras por parte de unos se convirtió en terrorismo mientras los otros podían campar con los tanques por las tierras ajenas en nombre de la seguridad nacional.

Por su parte, las Naciones Unidas no ha tenido nunca la conciencia tranquila por la incapacidad de dar salida a un conflicto en cuya génesis tuvo su parte de responsabilidad. Sin embargo, durante muchos años ha jugado un papel altamente hipócrita al permitir que Israel se convirtiese en el estado que más resoluciones del órgano internacional ha incumplido sin que ello le comportase la más mínima consecuencia.

No sé si Mahmud Abbas espera realmente el reconocimiento que solicitará mañana. Tengo mis dudas de que sea tan ingenuo como para esperar que EEUU, por más Obama que los presida, se enfrente tan descaradamente al estado judío. Sin embargo, ha conseguido que la presidencia de todos los países miembros de la organización se sientan lo suficientemente incómodos como para tener que implicarse activamente en un proceso que ya no podrá alargarse indefinidamente.

El reconocimiento de Palestina como estado, insisto, no garantiza el fin de las hostilidades pero posiblemente sería un paso importante hacia él. La independencia dejaría sin argumentos a las organizaciones más beligerantes del lado musulmán y reduciría la posición de fuerza con la que cuenta Israel como estado soberano frente a un "no acabo de entender qué".

No deben existir atajos para la paz, pero tal vez sí que alguien haya encontrado un acelerador en un proceso que cuesta bastante de entender desde aquí.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Vengadores justicieros

Vale la pena mirar bien la foto porque, según en qué momento se esté leyendo este post, Troy Davis (así se llama el hombre del retrato) estará muerto. Lo estará porque, una vez más, la especie humana habrá confundido la justicia con la venganza.

Con cierta frecuencia nos sucede eso: clamamos en favor de la justicia cuando en realidad estamos sedientos de venganza. "Es el asesino de mi padre", dice el hijo de la supuesta víctima de Davis. Pero aún en ese caso, la ley del talión no le devolverá el padre que perdió.

Es justo que quien cometa un daño lo repare en lo posible. Es justo incluso que se tomen las medidas oportunas para que quien ha hecho daño una vez, no lo cometa de nuevo. Hacerle a quien ha hecho un daño el mismo daño que ha producido, es venganza.

Lo hemos vivido en el patio del colegio, cuando justificábamos haber pegado a la criatura de la otra clase porqué ella lo había hecho antes. Nos lo explicaron una y otra vez: eso no es una solución y así no se arreglan los problemas. Por lo visto, no lo aprendimos.

No me importa que, además de mis reflexiones sobre el fondo, existan motivos de forma suficientes como para dudar que el hombre de la foto sea el verdadero asesino. Aún en el caso de que el tal Troy hubiese sido un asesino confeso, su crimen no habría sido tan diferente al que cometerán quienes colaboren por acción u omisión en su ejecución.

La justicia debe ser un principio básico en cualquier sociedad que quiera vivir en paz. Los vengadores justicieros no deberían escaparse nunca del cómic, por más que nuestro instinto nos lo pida a veces.

martes, 20 de septiembre de 2011

Auditorias inauditas

Después de escuchar la rueda de prensa del Conseller Mas-Colell llego a la conclusión de que o él se explica fatal o yo no me entero de nada o, lo más probable, un poco de cada. Lo digo porque lo que yo he entendido es que el Govern ha gastado 850.000 € de las escuálidas arcas públicas para que una empresa privadísima les lea los números de la Intervención General del Estado, les explique lo que ya sabían y, a su entender, les ratifiquen en lo que ya están haciendo.

Seguramente se trata de eso, de un malentendido por mi parte porque, de haberlo comprendido bien, resultaría que el gobierno catalán habría publicitado a dos meses de las elecciones unos datos irrelevantes que sólo sirven para intentar echar más tierra sobre sus adversarios políticos y autojustificarse en sus decisiones más impopulares. Eso sí, todo ello bajo financiación pública y encargado a una empresa cuyo parentesco con el partido gobernante desconozco.

Pero vaya, que no puede ser cierto. No sería coherente pensar que una gente que espera a decidir si aplica o no el impuesto sobre el patrimonio a saber los resultados del 20N con el argumento de no decantarse hacia ninguno de los dos partidos más importantes del estado y así no influir en el resultado de los comicios, hiciese cualquier maniobra extraña para intentar beneficiarse electoralmente.


domingo, 18 de septiembre de 2011

Desenmascarándose a la carrera

Aún no está nada claro que los rebeldes libios, o el gobierno de transición o como queramos llamarlo se haya impuesto sobre Gadafi y ya están los jefes de gobierno "aliados" haciendo carreras por llegar los primeros a Libia para presentarse a las que, de momento, apuntan que serán sus autoridades.

Sarkozy y Cameron aparecieron casi por sorpresa con una intención clara: adelantarse a Erdogan que, por aquello de la cultura, puede tener ciertas probabilidades de generar más simpatías hacia un futuro gobierno que ya ha manifestado que tendrá en cuenta quien les ayudó a la hora de vender su pretróleo. Seguramente hayan preguntado por las bajas causadas por sus propias tropas o incluso de planes de reconstrucción, pero el objetivo era evidentemente otro, el mismo que les movió a intervenir en una guerra civil y que estaba muy lejos de la lucha por derrocar a un dictador con el que estaban hartos de negociar.

Supongo que aún existirá quien mantenga el suficiente romanticismo como para pensar que existen países que se involucran en guerras ajenas por una simple cuestión de principios. Yo no me cuento entre esas personas. Cada día tengo más claro que las guerras, sobretodo aquellas que traspasan fronteras, tienen mucho más que ver con estrategias políticas y económicas que con ningún principio, por más ONU que se ponga de por medio y ese convencimiento me hace sentir aún más asco por algo tan repudiable como son las guerras en sí mismo.
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