viernes, 26 de marzo de 2010

La buena fe como principio


Siempre he dicho que aquello que llamamos "el sistema" está basado en el principio de buena fe. Todo, las leyes, las normas, los razonamientos, se basan en la idea de que la gente, por defecto, va a procurar comportarse correctamente y a atenerse a las normas. En esa situación, quien tiene una conciencia con escasa capacidad de remorder, se pone las botas. Voy a intentar ilustrarlo de una manera absurda pero real como la vida misma.

En mi comunidad de vecinos disponemos de un aparcamiento privado por el que pagamos nuestro correspondiente impuesto por tener derecho a la reserva de uso de la acera, oséase, un vado de toda la vida. Resulta que, entre que las normas arquitectónicas de hace unos años eran poco exigentes y que los coches han ido creciendo progresivamente, la entrada y salida de vehículos en dicho vado resulta dificultosa cuando hay coches aparcados en los dos lados de la calle, que es estrecha y de sentido único.

Evidentemente, la existencia de un vado con su correspondiente placa debería presuponer que nadie aparcará ocupando total o parcialmente la zona señalizada por la característica raya amarilla que lo decora. Sin embargo, con cierta frecuencia, alguien que debe tener más prisa que vergüenza, decide adueñarse de diez o quince centímetros del mencionado aparcamiento reservado y, normalmente, aprovecha para separar el vehículo otros diez o quince centímetros de la acera. Resultado: es prácticamente imposible acceder o salir del vado.

Ante esta situación, que no es inusual, uno recorre a la autoridad competente que, vestida de azul y en forma de policía local, acude con cierta diligencia al punto del conflicto. Una vez observada la situación, la respuesta es siempre en el mismo sentido: "no podemos retirar el vehículo con la grúa porque sólo ocupa un pequeño trozo del vado". Pues pequeño o no, es el suficiente para impedir la maniobra de salida y entrada y, pequeño o no, se supone que mi comunidad de vecinos tiene reservado el derecho a su uso.

La última vez que me encontré con ello (hace dos o tres días), después de detener el tráfico de la calle para que pudiese salir del párking en sentido prohibido, los dos policías de turno me sugirieron una solución que consistía en solicitar que el ayuntamiento nos ampliase algunos centímetros el vado. A parte de que creo que no es factible (el vado no puede medir más que la entrada del garaje), me resulta curioso que me pidan que paguemos un 5% más de vado para que otra persona lo pueda invadir sin molestarme.

Seguramente suena a ridículo lo que expongo, pero invito a quien lo lea a que explique situaciones similares en que quien infringe la norma lo pueda hacer impunemente y quien es perjudicado por éste, tenga encima que pagar por ello. Las hay, sin duda, y son la muestra de que la buena fe debe suponerse, sólo en principio.

1 comentario:

isaac dijo...

És curiós com les persones que en un principi ens podriem anomenar de "bona fe" sempre quedem en un segon lloc. Primer són els caradures fatxendes que tan els hi fa tot sempre que ells hi vaiguin bé...i després està aquesta "autoritat" que tenim, que cada vegada tinc menys clar de quina banda están...
Salut Ramón

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