viernes, 12 de marzo de 2010

El mundo según Corbacho


No es que le tenga especial aprecio o desprecio. Es simplemente que el hombre tiene una habilidad especial para decir cosas que me resultan interesantes. Por eso creo que el Sr. Corbacho va a tener el honor de ser el primero en poseer dos posts dedicados a él en este blog. Y es que esta semana, el tal Celestino ha propuesto a los trabajadores y las trabajadoras de este país que, para complementar su pensión de jubilación, se planteen suscribir un plan de pensiones privado.

Para mí este planteamiento no es nuevo. He tenido (de hecho aún tengo) el placer de ocupar alguna responsabilidad sindical en el ámbito de las administraciones públicas y, ya en tiempos del Sr. Aznar, cuando inventaron la posibilidad de destinar hasta un 0'5 % de la masa salarial del empleo público a planes de pensiones privados como única vía de incremento salarial, yo mantenía un discurso contrario a las corrientes oficialistas al defender que no debíamos caer en esa tentación.

La suscripción generalizada de planes de pensiones privados supondrá algún día la excusa perfecta para poder justificar la defunción de nuestro sistema público de pensiones. No será repentino, sinó que primero se reducirán las cuantías a percibir para no tener que alargar la edad de jubilación, luego se irán dejando de incluir beneficiarios y, cuando nos demos cuenta, el sistema de pensiones habrá quedado plenamente privatizado, tal y como acostumbra a hacer nuestra clase política con todo aquello que les resulta mínimamente complicado de gestionar.

Ya sé que mi planteamiento a más de una persona le resultará paranoide, pero tengo la ventaja de que si no resulta así nadie recordará que lo dije y, si acaba siendo cierto, yo podré postularme como profeta. En todo caso, acabe como acabe, si tuviese delante a nuestro querido ministro de trabajo le preguntaría qué cantidad de los menos de mil euros al mes que cobran deberían destinar a ese plan complementario las personas del sector de la limpieza que han estado durmiendo en la Plaza Sant Jaume, por ejemplo.

Quienes pueden permitírselo, señor Corbacho, ya disponen de planes de pensiones privados. Ustedes y sus antecesores han procurado que así fuese mediante importantes beneficios fiscales para ese tipo de productos. El problema es que todas aquellas personas que, especialmente ahora, centran sus esfuerzos en cumplir con su hipoteca y alimentar a la familia, tienen el objetivo puesto a un plazo mucho menor que el de su jubilación. Si de verdad cree que ese es el camino y este el momento, o usted o yo tenemos una visión muy distorsionada del mundo en que vivimos.

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