jueves, 24 de junio de 2010

Donde las dan merecerían tomarlas.


Últimamente se ha puesto de moda entre la clase política el hecho de permitir, con una abstención cómplice, la aprobación de leyes o procesos legislativos que previamente se critican con toda la oratoria posible en las distintas cortes.

La verdad es que, de todas las opciones, la de la abstención es la más deplorable que puede utilizar un grupo político a la hora de manifestarse respecto a cualquier tema, pero lo es especialmente cuando hablamos de temas tan cruciales como los planes de austeridad y las reformas laborales.

Abstenerse sólo puede significar que no se tiene un criterio propio o que sí se tiene pero no se quiere desvelar porque políticamente podría tener un coste. No tener criterio en un partido político que forma parte de un hemiciclo sería muestra de ineptitud, intentar ocultarlo, de irresponsabilidad y falta de honorabilidad.

No falta mucho para las próximas autonómicas en Catalunya y después vendrán municipales y legislativas. Si diésemos la misma muestra de seriedad que los políticos, quienes formen parte de las mesas electorales se aburrirán soberanamente pero entonces los mismos que ahora han considerado que, para nadar y salvar la ropa, era preciso abstenerese, se quejarían amargamente del peso de la abstención. Yo cero que, como dice el dicho, donde las dan las toman.

viernes, 18 de junio de 2010

¿Para qué sirve una huelga?


Hoy me voy a permitir dos licencias que no acostumbro a permitirme. La primera explicar una batallita y la segunda entonar algo parecido a la odiosa frase de "ya te lo decía yo" que tan poco me gusta.

Aquí un servidor trabaja en el ayuntamiento de Manresa. Es posible que a estas horas, quienes sigan más o menos las noticias sabrán que existe un importante conflicto social entre el consistorio y su personal del que no voy a entrar en detalles pero sí a usar para ejemplificar el mensaje correspondiente.

El pasado 8 de junio se había convocado una huelga general del sector público por parte de los sindicatos en protesta por el Real Decreto del gobierno que ha acabado recortando los derechos sociales y las inversiones públicas. En los días anteriores, estuvimos celebrando una ronda de asambleas en las que intentábamos concienciar de la importancia del seguimiento de la huelga.

Los argumentos eran múltiples, desde los de fondo (quien siga este blog sabrá a qué me refiero) hasta los de carácter más doméstico. En múltiples ocasiones repetí lo de "si el consistorio ve que no nos movemos ni cuando nos recortan el sueldo, no tardará en tomar medidas aún más drásticas". Debo reconocer que la oratoria tuvo un éxito más bien escaso y que la gran mayoría de la gente se apuntó a las excusas: desde el "no les queremos regalar el dinero que nos quitan por la huelga", hasta "los sindicatos ya no nos representáis porque sois la correa de transmisión del gobierno".

Una semana justa hizo falta para que el gobierno municipal presentase, sin derecho a discusión, su versión del decretazo que multiplica por dos el recorte en los salarios y añade siete despidos. Nada más conocer la noticia, las personas que nos recriminaron nuestra falta de representatividad nos exigieron que tomásemos cartas en el asunto y empezó la fiesta.

Llevamos tres días saliendo en masa por la calle, durmiendo en el ayuntamiento y llenando páginas de periódicos y espacios en el telenoticias. Somos lo más de lo más, pero llegamos tarde. Aún en el caso más optimista de que las medidas adicionales del consistorio se retirasen, algo habrá quedado y no será bueno: nunca, hasta ahora, había visto en el personal tanto desaliento y desafección por la casa a la que dedican las mejores horas de su vida.

Para septiembre está convocada otra huelga, ésta general. Seguramente los argumentos para no hacerla existirán y no serán tan diferentes a los que oímos a principios de junio. Sólo si la experiencia de Manresa le sirve a alguien para entender que las huelgas no se convocan nunca en vano, podré llegar a pensar que el error que cometimos habrá servido de algo.

martes, 15 de junio de 2010

Economía y política: ¿Quién manda aquí?


La línea que separa la política de la economía se hace, en ciertas ocasiones, tan delgada que puede llevarnos a confusión. De hecho, a veces, hay quien intenta aprovechar tal confusión para excusar sus propios errores o, peor aún, para eludir sus responsabilidades.

Según una definición más o menos académica, la economía sería la ciencia que estudia la correcta distribución de los recursos escasos para satisfacer las necesidades del ser humano. Pero resulta que esa misma definición recoge el término "correcta" cuando se refiere a la distribución de los recursos y lo correcto y lo incorrecto, lo bueno y lo malo, forman más parte de la ética que de la ciencia.

Y justo ahí es donde entra la política, que debe definir qué es lo que consideramos correcto y que es lo que no a la hora de priorizar el destino de los recursos, que ya admitimos que son limitados. De hecho, en un estado utópico de recursos ilimitados, la economía tal vez no tendría sentido pero la política debería seguir estando presente porque, seguramente, algunos usos de los recursos seguirían sin ser socialmente tolerables y habría que regularlos.

Si alguien me ha seguido hasta aquí podría aceptar mi conclusión de que, en resumen, la política nos marca prioridades, nos dice con qué orden debemos satisfacer esas necesidades del ser humano, es decir, la política nos dice "qué" debemos hacer. Mientras tanto, la economía seria la ciencia que nos permite hacer uso de los recursos para alcanzar tales fines, osea que nos dice "cómo" debemos hacerlo.

Y todo este rollo sirve para dejar claro cómo de inadmisible encuentro que en una situación crítica como la actual, la clase política se excuse al tomar sus decisiones aludiendo a las necesidades económicas. El "qué" no puede supeditarse al "cómo", sinó que debe hacer uso de él. En todo caso el "cómo" nos puede marcar ritmos o incluso justificar hechos desagradables, pero nunca obligar a modificar el "qué" en su esencia.

Cuando alguien que alcanza la mayoría en un gobierno hace una política totalmente contrario al ideario con el que llegó a dicho gobierno, no puede puede poner como excusa a la economía porque la economía no es más que uno de sus instrumentos y, si no sabe usarlos, es que no sabe gobernar.

viernes, 11 de junio de 2010

Personas emprendedoras


Hoy una compañera y sin embargo amiga me lo ha puesto fácil. Lo que sigue no es mío y no sé si es cierto o no porque tengo tendencia a desconfiar de lo que corre por internet. Sea como sea, es una de aquellas historias que uno no sabe si le gustaría o no que fuese real porque queda a medio camino entre los Robin Hoods y los defraudadores de hacienda. Transcribo el mensaje tal como me llegó y dejo las conclusiones para quien lo lea:

"Cerca del Bristol Zoo en Inglaterra existe un parquing para 150 coches y 8 autocares. Durante 25 años los pagos por el parquing se le hacían a un simpático señor. Los precios eran 1,40€ para los turismos y 7,00€ para los autocares.

Un día, después de 25 años de buenos y leales servicios sin ausentismos, el pequeño señor no apareció a trabajar. La administración del zoológico llamó pues al Ayuntamiento y solicitó que les enviaran otro empleado. El Ayuntamiento hizo una rápida investigación y declaró que el parquing estaba a cargo del parque zoológico,a lo cual el Zoo respondió que dicho empleado era de la municipalidad.

El Ayuntamiento afirmó que se trataba de un error puesto que ese empleado nunca fue parte del personal y que nunca se le había pagado ningún salario.

Durante este tiempo en algún soleado lugar, en su bella villa, hay un hombre que, al parecer, inventó su propio dispositivo de pago del parquing y lo puso en marcha durante 25 años, cada día, para cobrar la tarifa de estacionamiento a los visitantes del Zoo.

Trabajando durante 25 años, 7 días a la semana, había reunido la nada despreciable suma de 560 € al día, casi 17.000 € al mes, lo que representó al cabo de los 25 años la suma de 7 MILLONES DE EUROS para su jubilación particular.

Y NADIE NI SIQUIERA SABÍA SU NOMBRE !!!"

jueves, 10 de junio de 2010

De incoherencias, incompetencias e incontinencias


Convergència i Unió critica un día a Montilla porque no sabe si defiende o no el decretazo del Sr. Rodríguez. Al día siguiente se abstiene en Madrid para permitir la aprobación del Real Decreto porque no quiere tumbar al presidente y a los quince días vota en contra de la versión catalana del recorte de derechos.

El Partit Socialista de Catalunya no dice si está en contra o no de que se congelen las pensiones pero vota a favor del decretazo estatal, aunque alguno de los ayuntamientos que gobierna aprueban mociones pidiendo su retirada porque sus municipios "son de clase obrera" como si hubiesen municipios burgueses. A la semana proponen un versión aún más drástica de la amputación de derechos.

Iniciativa per Catalunya Verds vota en contra del Real Decreto como, seguramente, cabía esperar, pero luego llega al Parlament de Catalunya para votar a favor de la versión Montilla alegando "off the record" que lo que planteaba la oposición era aún peor.

Esquerra Republicana vota en contra del plan que defendía Elena Salgado porque es injusto, porque no nos sacará de la crisis y porque dice que no se puede jugar a Robin Hood de día y a príncipe Juan de noche. Quince días más tarde apoyan la propuesta de recorte del PSC que debe ser más justa porque hace que, a parte de las pensiones, haya recortes en la sanidad, la enseñanza, los servicios sociales y todo lo público concertado que no es poco en Catalunya.

El Partido Popular se opone en todos los casos porque es injusto y ataca a los más débiles, pero sobretodo porque cree que lo que necesita este país es la reforma del mercado laboral y la gratuidad del despido.

La verdad es que visto lo visto, uno no sabe si se puede ser más incoherente pero queda claro que es difícil ser más incompetente. Hacer política debería ser algo más que intentar hacer equilibrios con visión electoralista o de pactos post-electorales. Hacer política es jugar con el futuro de nuestra descendencia y con los sueños de nuestra ascendencia y eso debería valer más que un sillón por más acolchado que éste esté.

¿y la incontinencia? esa es la fecal y la siento yo al intentar escribir estas líneas sin cagarme en nadie.

miércoles, 9 de junio de 2010

Mariconadas las justas


Mientras la ONU pasa el rato en estériles discusiones sobre la piratería terrorista de estado de Israel gracias al derecho de veto de determinados estados, otros colectivos tienen las cosas más claras.

En Madrid el colectivo de gays y lesbianas ha decidido hacer uso de otro derecho de veto para que una carroza patrocinada por el ayuntamiento de Tel Aviv no participe en el desfile del orgullo gay.

Alguien podría alegar que no es justo hacer pagar a los y las homosexuales israelíes los pecados de su gobierno, pero es que resulta que el patrocinio pretendía promocionar la capital hebrea como destino turístico y su consistorio ha sido incapaz de condenar la violación de los derechos humanos cometida por el gobierno de su nación.

Si alguien tenía la más mínima duda, la marcha del próximo 3 de julio podrá hacer honor a su nombre y pasear con orgullo por las calles de Madrid dando una lección de compromiso con los derechos humanos del que los principales gobiernos mundiales no pueden presumir.

miércoles, 2 de junio de 2010

¿Crisis?¿Qué crisis?


A parte del título de un magnífico disco de Supertramp, es más o menos la pregunta que me trasladaron desde un cooperante internacional. Parece ser que le llamaba la atención el hecho de que hablásemos de crisis mientras pudiésemos comer cada día, sólo porque tuviésemos que prescindir de lo que en otras latitudes son privilegios inalcanzables.

La verdad es que visto así uno relativiza las cosas y se ve obligado a pensar para llegar a la conclusión de que lo más grave de todo lo que nos viene pasando últimamente en Europa no es la crisis económica, sinó la de valores.

Resulta que vivimos en un continente que ha sido convulso desde siempre, que ha vivido revoluciones francesas y rusas para defender que personas somos todo el mundo y que esa condición, la de persona, nos confiere los mismos derechos mínimos. Un continente en el que nuestros abuelos tuvieron que dejarse la vida en el tajo porque su trabajo había servido para que su patrón tuviese derecho a vivir de renta, pero no para que ellos tuviesen derecho a una pensión.

Aquello que llamamos el estado del bienestar no es un regalo de nadie, sinó una conquista histórica por la que hubo quien murió y quien mató. Una conquista que hay quien sueña en poder globalizar para que algún día pueda alcanzar a esos países en los que lo nuestro suena a ciencia ficción.

Y ahora resulta que la criatura que se parió después de la guerra de las guerras para garantizarnos un porvenir estable, la Unión Europea, nos ha salido respondona y ha preferido el neoliberalismo americano a la Europa social. A las potencias europeas les preocupa más la volatilidad de los mercados especulativos que el salario de su ciudadanía.

Y aquí, en España, donde siempre habíamos mirado a Europa deslumbrados por los modelos de protección social de los vecinos de nuestros vecinos, resulta que ahora somos los primeros en acatar con resignación las exigencias de esa entelequia a la que llaman mercado financiero.

Parece ser que estamos en disposición de aceptar sin más que el estado renuncie a tirar del carro cuando se atora para dejar nuestra suerte en manos del sector privado al que, para facilitarle las cosas, le vamos a regalar el despido y facilitar el acceso a la gestión de nuestros servicios más esenciales.

Me resisto, y pienso seguir haciéndolo, a aceptar que hayamos renunciado al sueño de nuestros padres para sucumbir al sueño americano. Me resisto no sólo por aspectos románticos sinó porque estoy convencido de que ese sueño, el americano, muy pocas veces se convierte en delirio y la mayoría en pesadilla. Yo me conformo con poder garantizar un sueño plácido a todo el mundo.

martes, 1 de junio de 2010

El verdadero café para tod@s


O lo he leído mal o, después de que con el mes de mayo expirase el primer plazo dado por el gobierno para llegar a acuerdos en el marco del diálogo social sin que éste actuase por decreto ley, hoy el señor Corbacho lo ha prorrogado en siete u ocho días.

La verdad es que estoy convencido de que, tal como amenazaba Salgado, el gobierno no dudará en actuar unilateralmente. Sin embargo, la prórroga de una semana nos lleva sospechosamente al ocho o nueve de junio, es decir, justo cuando los sindicatos han llamado al sector público a la huelga.

No tengo la menor duda de que el Real Decreto que reformará el mercado laboral ya está redactado. La patronal lo sabe y por eso no tiene ningún interés en el acuerdo. La duda es si existen una o dos versiones y si no puede ser que la que se apruebe definitivamente sea la "ristretto" o la "descafeinado" en función de la respuesta ciudadana del día 8 de junio.

En todo caso yo, por si acaso, lo tengo claro: no será por mi indiferencia por lo que me endosarán dos tazas. A partir de ahí, que cada cual decida si le gusta o no según qué café.

La complicidad silenciosa


Cuando un país tiene aislado por tierra, mar y aire a todo un pueblo, no puede sorprendernos que se atreva a abordar barcos en aguas internacionales y a matar a parte de su tripulación y, si la comunidad internacional tolera lo primero y permite que Israel se limpie el culo a diario con las resoluciones que dicta la ONU, tampoco es de extrañar que sea incapaz de acordar cualquier tipo de medida para sancionar eso.

Dicen los hebreos que los barcos de cooperantes que asaltaron brutalmente ayer transportaban armas de destrucción masiva. Poco imaginativos, ellos, a la hora de buscar excusas para justificar crímenes. Me resulta curioso que una tripulación pertrechada de tales instrumentos se defendiese con palos pero claro, de los integristas islámicos se puede esperar cualquier cosa.

Sea como sea, lo que hace Israel, en otros sitios, ha merecido tormentas del desierto, bloqueos internacionales e incluso leyes americanas prohibiendo el comercio con ellos. Israel viola el derecho internacional y los derechos humanos, pero no lo hace solo, el resto de países manifiestan con su silencio una sibilina complicidad que les resta, a mi juicio, credibilidad y autoridad moral para juzgar cualquiera de las atrocidades que acontecen a diario en el resto del mundo.
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