miércoles, 30 de marzo de 2011

Con la ingenuidad como colaboradora necesaria

Hay quien acusa al gobierno catalán de haber creado una cortina de humo ante sus recortes presupuestarios mediante la discusión sobre los uniformes escolares. Yo, en cambio, acuso a la sociedad catalana de ser demasiado ingenua al caer en la trampa de enzarzarse en tal discusión. Seguro que nuestros gobernantes son maquiavélicamente perversos, pero su perversidad requiere necesariamente de nuestra ingenuidad como aliada para surtir efecto.

lunes, 28 de marzo de 2011

¿Una simple cuestión de léxico?

A estas alturas no tengo nada claro quién se está enfrentando a Noamar el Gadaffi. Y no lo digo por la participación de la coalición internacional en el conflicto armado, sino por aquellas personas que han tomado las armas en Libia.

Resulta que si veo el canal 3/24, los rebeldes están continuamente tomando y perdiendo posiciones, mientras que si consulto el canal 24 h, quienes avanzan o retroceden según el día son la oposición que, por lo visto, es un poco más belicosa que la de aquí.

Quiero pensar que la diferencia es simplemente de léxico y que nadie ha reparado en que no es bien bien lo mismo ser rebelde o ser opositor y que dichas expresiones pueden llevar aparejadas connotaciones bastante diferentes. Lo digo porque, de lo contrario, tendría que imaginarme una extraña mano negra detrás de la información de las televisiones que se financian con mis impuestos.

jueves, 24 de marzo de 2011

Un dilema llamado Sortu

Creo que no soy nada sospechoso de simpatizar con ningún tipo de violencia y menos con la terrorista. Tampoco creo que nadie me cuente entre los más proclives a los nacionalismos en general ni a los independentismos en particular. Tal vez sea por ello por lo que el fenómeno Sortu me genera un dilema.

No conozco al detalle la ley de partidos, aunque creo entender su justificación: no es razonable legalizar en la esfera política a ninguna formación que defienda alejarse de las más básicas normas de convivencia democrática para lograr sus objetivos. Así, podía estar más que justificada la ilegalización de Batasuna.

En el mismo marco, entiendo que cualquiera de las formaciones que han ido apareciendo con posterioridad en forma de marca blanca camuflada del mismo partido proetarra sin hacer ninguna renuncia clara a la vía de violencia eran igualmente denunciables e ilegalizables.

Pero cuando parte de la gente que había militado en Batasuna decide, sin esconderse, crear un nuevo partido que rechaza estatutariamente la violencia como camino para alcanzar sus objetivos políticos, me cuesta bastante más entender la decisión de prohibirlo. Parece ser que se le acusa de ser la continuidad de Batasuna y ahí sería donde estribaría el dilema: ¿continuidad o evolución?

Si alguien tiene pruebas claras de que Sortu pretende ser el brazo político de una banda armada y colaborar activamente con ella, que sea por esos motivos por los que se le considere ilícita. Pero si lo que a alguien le asusta es que el independentismo vasco más radical haya sido capaz de madurar y entender que en pleno siglo XXI la vía política es la única posible para alcanzar la autodeterminación y que el terrorismo nunca será un atajo, entonces estamos ante un grave problema.

El camino para acabar con ETA no ha cambiado. Estoy harto de oír que para eliminarla hay que aislarla. Pero para ello no bastará nunca con acciones legales contra quienes empuñan las armas, que no son más que sicarios y sicarias que nunca renunciarán voluntariamente a su actividad profesional. El aislamiento social es imprescindible y éste dificilmente llegará sin una alternativa para la defensa de los intereses abertzales.

En definitiva, no sé si Sortu es la herencia de Batasuna o su alternativa, pero los partidos autodenominados demócratas tendrían que empezar a hacerse a la idea de que, espero que más temprano que tarde, tendrán que compartir el panorama político con formaciones que defiendan la misma ideología, aunque con diferente metodología. No aceptarlo sería intentar criminalizar ideas y eso, que yo sepa, en democracia no se estila.

martes, 22 de marzo de 2011

La cara olvidada del deporte

Quien me conoce, especialmente quien me ha visto en el Nou Congost, sabe perfectamente que soy de las personas más explícitamente crítica con el colectivo arbitral. Tal vez sea por eso por lo que me ha sorprendido en un primer momento que el premio al mejor deportista del año en Gran Canaria se lo haya llevado un árbitro.

Luego, pensándolo bien y sin entrar en el detalle del elemento en cuestión, al que seguro que en alguna ocasión he expresado mi desacuerdo respecto a su criterio, llego a la conclusión de que es de justicia que de vez en cuando se reconozca a un colectivo al que le toca un trabajo tan indispensable para el espectáculo del deporte como menospreciado por quienes lo siguen.

Habitualmente, lo mejor que le puede pasar a un árbitro (o a una árbitra, que haberlas haylas) es que nadie se acuerde de él (ni de su familia) cuando acaba el encuentro. En este caso, sin embargo, habrá que felicitar tanto al Sr. Arteaga como al Cabildo de Gran Canaria por reconocer la labor de la cara más olvidada del deporte.

lunes, 21 de marzo de 2011

Divergencias y desuniones

A estas alturas ya debe haber quien, desde las filas de CiU, empiece a pensar aquello de que contra el tripartito se vivía mejor. Lo digo porque mientras todo el trabajo del gobierno catalanista de derechas ha sido criticar lo malo, lo regular y lo "quién sabe si bueno" del gobierno antecesor, las voces dentro de la coalición han sido unánimes: todo estaba fatal. En cambio, a la que han tenido que empezar a demostrar su iniciativa, han demostrado no ser tan convergentes ni estar tan unidos.

Primero un diputado de Unió criticó los recortes económicos por indiscriminados. Luego nos enteramos de que la eliminación del impuesto de transmisiones no iba a ser bien bien eso y más tarde resulta que en UDC ni siquiera sabían que estuviese previsto modificar la propuesta electoral.

Soy un defensor de la sinceridad y me parece fantástico que las personas que nos representan sean libres de expresar sus opiniones públicamente. Me gustaría aún más que incluso pudiesen votar en los parlamentos sin estar sujetos a la disciplina de partido. Pero cuando estamos hablando de gobiernos, no creo que sea bueno que cada vez que alguien se encuentre una alcachofa ante los morros suelte cualquier cosa.

Tengo la impresión de que lo único que no ha cambiado con las últimas elecciones es la moda esa de lanzar globos sonda previos a las decisiones finales y de despistarnos continuamente con noticias contradictorias. Son dos habilidades que, aunque resulten muy útiles para llenar columnas de periódicos y blogs de opinadores amateurs, dudo que hagan algún favor a la gobernabilidad de un pueblo, especialmente en los tiempos que corren.

viernes, 18 de marzo de 2011

Pido disculpas y doy explicaciones

Pues eso, que pido disculpas porque no pienso suscribirme a ningún grupo de apoyo, solidaridad o envío de ánimos a Éric Abidal en facebook, pero quiero explicarlo para que quien me pueda criticar por ello lo haga con argumentos.

Lamento profundamente que una persona joven tenga que pasar por lo que le ha tocado a él, a quien, por otro lado, no tengo ningún tipo de animadversión puesto que no lo conozco de nada. La verdad es que, por ese mismo motivo, tampoco le profeso ninguna especial simpatía, como no lo hago por ningún otro artista del balón si no destaca en alguna otra faceta.

Aún así, podría hacer un "me gusta" como tantos otros que se hacen a cosas inocuas, pero es que creo que en este caso no lo sería. Considero que si lo hiciese estaría cometiendo una injusticia hacia las otras 4.299 personas que, si se cumplen las estadísticas, serán diagnosticadas de hepatocarcinoma durante este año en España y que espero que tampoco conozca.

Sí, lo sé, él es futbolista, y joven y todas esas cosas, pero Miki Roqué también y probablemente no seré yo el único que se acaba de enterar hoy de que ha tenido que dejar el fútbol a los 22 años por un tumor en la pelvis. Claro, éste no jugaba en el Barça (ni en el Madrid). Tal vez por eso a éste le han tenido que ayudar a pagar el tratamiento vendiendo camisetas (cosa que debe haber agradecido el señor Boi Ruiz, por aquello de ahorrarle recursos a la sanidad pública).

Total, que lamento mucho lo de Abidal pero que probablemente lamento también que haga falta que alguna personalidad sufra una enfermedad para que la gente en general nos sintamos cercanos a quienes la padecen.

jueves, 17 de marzo de 2011

Pellizcando, o tal vez mordiendo, el estado del bienestar

Como la salud, el amor o la felicidad, definir el estado del bienestar puede ser difícil y saber hasta que punto dispones de él, casi imposible. Pero también igual que esos otros conceptos, nos queda bastante más claro cuando lo perdemos.

Hace muy poco que hemos vivido un cambio de gobierno en Catalunya. La verdad es que estoy convencido de que las condiciones económicas en que el nuevo ejecutivo ha tenido que coger las riendas no son como para muchas alegrías. Sin embargo, ante esas situaciones es cuando cada cual demuestra quien es en su manera de reaccionar.

CiU lo está teniendo muy claro. Como le falta dinero recorta. Pero recorta ¿de dónde? Pues recorta de la sanidad e invita a pagarse polizas privadas. Recorta de educación y los colegios e institutos tienen problemas para pagar la calefacción. Recorta de las prestaciones a la dependencia y retrasa sus pagos. Recorta en personal y pone en cuestión nada menos que quince mil puestos de trabajo.

Con muy buena fe, alguien puede llegar a creer que realmente tales medidas responden exclusivamente a una austeridad impuesta por las circunstancias. Dejando de lado que en ese caso podrían haberse iniciado los recortes por otros ámbitos, podemos seguir analizando. Porque si tenemos problemas financieros, ¿es razonable eliminar el impuesto de sucesiones, especialmente cuando ya no existe el de patrimonio? Y, si todo el problema es económico, ¿porqué queremos ahora examinar de catalán a los inmigrantes antes de decidir su arraigo?

No nos dejemos engañar. La crisis es la escusa, pero el objetivo no es otro que desmantelar las bases más fundamentales de nuestro estado del bienestar, no vaya a ser que cualquier mindungui pueda sentirse igual de persona que el consejero delegado de alguna multinacional. No de golpe, claro, que igual se nos ocurre montar una revolución a lo norte de África o a lo Islandia, pero si a pellizcos (más bien bocados) continuados y sin compasión.

No sé si teníamos claro lo que era el estado del bienestar. Seguramente criticábamos mucho el nivel de implantación que tenía en nuestro entorno. Pero muy probablemente, tendremos mucho tiempo para valorarlo y añorarlo cuando lo hayamos perdido.

martes, 15 de marzo de 2011

Tsunami financiero en Japón

Cuando aún se van contando por millares los cadáveres que aparecen en las costas japonesas. Cuando las imágenes de la desolación y la impotencia humana siguen siendo cotidianas en el país nipón. Cuando las miradas del mundo se dirigen a centrales nucleares que van estallando por fases y un país entero vive en el mayor de los pánicos a una radiación masiva, los queridos mercados financieros nos dan una muestra más de cuál es su ley.

Un tsunami virtual está arrasando los parqués japoneses y amenaza una economía que debería estar preocupándose de un desastre mucho más tangible y de asuntos mucho más primarios. Al más puro estilo carroñero, quienes se dedican a la especulación sobrevuelan los despojos de lo que hasta hace cinco días era un país desarrollado. No dudan, como creo que nadie lo hace, de que Japón se sobrepondrá a esta desgracia como lo ha hecho con muchas otras. Eso, precisamente, es lo que la convierte en un apetitoso objetivo.

Creo que nunca dejará de sorprenderme lo asquerosamente repugnante que resulta el mundo de la especulación financiera. Quienes hoy se apresuran a vender sus valores de empresas niponas están jugando a póker sobre un tapete de cadáveres sin los más mínimos escrúpulos. Quienes mañana se apresurarán a comprar a precios más que bajos para rentabilizar inversiones, estarán arrancando las migajas a los protagonistas de un cuadro apocalíptico para acabar de hinchar sus voluminosas panzas.

De la misma manera, nunca dejará de preocuparme que en los últimos años nuestros gobiernos hayan decidido rendirse sin condiciones a sus reglas, en lugar de plantarles una batalla que, sin ser fácil, debería ser cuando menos moralmente obligatoria. Nunca fue bueno un mundo gobernado por el feroz rey león, pero no puede ser mejor uno gobernado por buitres y hienas.

Decenas de miles de personas están oficialmente desaparecidas en Japón. La mayoría de ellas no aparecerán jamás. Una tragedia, sin duda. Sin embargo, éstas, a diferencia de sus familiares, no podrán llegar nunca a sentir cómo de despreciable puede llegar a ser nuestra calaña cuando se habla de dinero.

lunes, 14 de marzo de 2011

Hormiguitas en un universo inmenso

Todos hemos sido niños alguna vez y, cuando yo lo fui, aquello de la protección de los animales no se estilaba. Quizás por eso, uno de los entretenimientos habituales cuando se acercaba la verbena de San Juan consistía en introducir un petardo en la boca de un hormiguero y hacerlo detonar. El espectáculo de las hormigas moviéndose frenéticamente estaba asegurado. Seguramente primero para hacerse cargo de la situación y después para reconstruir lo destruido después de un rápido balance de bajas.

Ya hace unos cuantos años que aprendí que aquello no estaba bien. Lo sé porque me enseñaron que estaba mal que unos seres poco menos que superiores como los humanos actuasen tan cruelmente con aquellos indefensos insectos. Pero entonces la tierra tiembla y un tsunami se lleva por delante buena parte de una de las poblaciones humanas más preparadas para soportar ese tipo de tragedias.

En estos casos uno se da cuenta de que, en realidad, no somos más que un puñado de hormiguitas en un universo inmenso  y que nuestra trascendencia es ínfima. Llevamos años creyendo estar más cerca de los dioses que de los insectos, pero tal vez deberíamos darnos un baño de humildad.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Cuestión de orden

Cuando un individuo de tan poca vocación religiosa como yo se cruza por la calle con una señora vestida con un hábito y un crucifijo piensa simplemente: una monja. Es consciente de que algunas van de blanco, otras de negro, algunas de marrón... pero piensa que es una simple cuestión estética y les atribuye a todas más o menos los mismos votos que parece ser que no son otros que los de San Francisco: castidad, pobreza y obediencia.

Pues por lo visto obedientes deberían serlo todas y la castidad se les supone tanto como el valor en el ejército, pero el tema de la pobreza no es una cuestión tan generalizada en los distintos órdenes monásticos. He ahí el motivo por el que en un convento cisterciense se puede robar un millón y medio de euros, es decir, lo que supondría más o menos mi sueldo en cincuenta y cinco años si no siguen recortándomelo vía decretazo.

Como no quería meter la pata al estilo del último post, he hecho una pequeña búsqueda y parece ser que las religiosas y los religiosos del orden del císter siguen la regla benedictina y ésta les obliga a ser humildes, pero no necesariamente pobres. Y la verdad es que en el caso de Zaragoza se han ganado fijo su anhelado reino de los cielos, porque conseguir ser humilde con unos doscientos cincuenta millones de las antiguas pesetas guardadas en un armario, tiene su buena parte de penitencia.

No voy a dudar de que el origen de ese dinero es totalmente legítimo, sea por la venta de los cuadros de su monja pintora, por la comercialización de galletitas artesanas o por donativos de devotas feligresas. Sin embargo, tres interrogantes me asaltan al respecto: ¿habrán declarado alguno de esos ingresos al fisco? Si lo han hecho, ¿habrán marcado en la declaración la casilla de aportación a la iglesia? ¿y a otros fines sociales?

Estoy seguro que sí, porque sin duda su fe, su entrega y su solidaridad no les habría dejado conciliar el sueño si no hubiesen compartido su fortuna con las personas más necesitadas de su comunidad. Y es que en eso sí que no hay distinción por razón de orden.

sábado, 5 de marzo de 2011

Fútbol es fútbol

Esa escueta, mítica y teóricamente obvia frase de Johan Cruyff va a resultar que tenía más miga de la que se podía pensar. Si fútbol es fútbol, no es otra cosa y, en consecuencia, la política es un campo diferente. Creo que el señor Laporta, hacia el cual no he ocultado nunca mi subjetiva e irracional falta de simpatía, a pesar de ser un gran simpatizante del que hizo presidente honorífico, no había llegado a deducir tal afirmación de la frase en cuestión.

Joan Laporta fue, posiblemente, el mejor presidente de la historia del Barcelona. Es algo en lo que un culé llamado Josep me hizo reflexionar cuando el señor en cuestión dio el salto a la política: no sólo había conseguido un equipo de fútbol que ganaba títulos como churros, sino que había generado una imagen pública del club que hacía que el mundo mundial empezase a creerse aquello de "més que un club".

Pero ser presidente de un club de fútbol es relativamente fácil si se tiene mucho dinero y algo de carisma. El dinero es imprescindible para avalar la candidatura. El carisma para convencer primero a un grupito que saben que trabajarán siempre a la sombra del presidente y luego a un puñado más de socios y socias, porque tampoco es tanta la gente que acaba yendo a votar en unas elecciones que son presidenciales, es decir, en las que se vota a una persona y no a un equipo.

Una vez presidente, todo es más o menos sencillo. Se trata de formar una junta y hacer y deshacer prácticamente a antojo propio. Si alguien intenta sobresalir más que el "presi" o pretende seguir una línea diferente, se le corta y punto. Si no, que se lo pregunten a Sandro.

Un partido político es otra cosa. Por más secretaría general o presidencia que se ocupe en él, no se puede ir por la vida al libre albedrío y cortando cabezas. El carisma es importante para llegar allí, pero para mantenerse hace mucha falta la habilidad del funambulismo en las relaciones interpersonales porque si no, la cabeza que acabará rodando será la más grande, que sólo obtendrá una prórroga si un éxito electoral desmesurado le acaba de dar crédito o si el culo que la acompaña calienta la silla presidencial de alguna administración.

Laporta pensó que lo que había aprendido en Can Barça era extrapolable a la política y se equivocó. No dudo que tenga grandes dotes como gestor, pero eso para ser político no es ni imprescindible ni fundamental. Ahora habla de que hay quien se aprovechó de su apellido en una desmesurada muestra de egolatría. Yo tengo la impresión de que fue más bien al contrario.

Joan no quiso someterse a ningún partido existente, sino que tiró de popularidad para aglutinar gente a su alrededor y poder ser la cara del cartel de un proyecto que creía hecho a su medida, como si de las elecciones a un club de fútbol se tratase. A la que le han llevado la contraria, lo ha dejado.

Ahora Esquerra Republicana le tiende la mano. No sé exactamente qué esperan de él, pero creo que se arriesgan mucho. No me imagino a Laporta favoreciendo para nada procesos democráticos internos en un partido político y aceptando amablemente ideas ajenas contrapuestas a las propias. No creo que eso le convenga a ningún partido, pero precisamente a ERC por historia y estatutos, menos aún.

Tal vez las próximas municipales demuestren que me equivoco completamente. Ya se sabe que mis opiniones son totalmente discutibles, pero lo que no creo que nadie discuta jamás es que fútbol es fútbol.

Así nos va

Que a una honorable anciana alguien le deje sin ahorros mediante un timo al más puro estilo estampita, resulta de lo más lamentable y deleznable que alguien se pueda imaginar. Pero si resulta que la anciana en cuestión lo que hizo fue dejar ese dinero en depósito a alguien que le prometió suculentos dividendos a cuenta de inversiones en petróleo y todo ello libre de impuestos, quizá sea simplemente que se haya encontrado con la horma de su zapato.

Vivimos en una sociedad en que nuestra picaresca es siempre lícita e incluso suscita envidias. Sin embargo, cuando nos encontramos con las consecuencias razonables de nuestras acciones, nos desresponsabilizamos por concreto. Sólo se me ocurre un comentario al respecto: así nos va.

jueves, 3 de marzo de 2011

Me C(i)Uesta comprender

Me alegro por las 2000 personas que antes de mi próximo cumpleaños habrán conseguido jubilarse a los 60 años con incentivo incluido, aunque no lo entiendo.

Me cuesta comprender que quienes defendían hace cuatro días que había que alargar la edad media de jubilación real en España hasta los 65 años, ahora apuesten por anticipar la del personal a su servicio.

Me cuesta comprender que eso se entienda como un ahorro para los presupuestos públicos sólo porque una parte de lo que percibirán esas personas deje de salir del presupuesto de la Generalitat para imputarse al de la Seguridad Social a la que, además, no aportarán nada.

Y me cuesta comprender que además se haga todo ello con intención de suprimir las plazas del cuerpo docente que ocupaban esas personas. Es decir, que el objetivo final sea disminuir el número de profesores y profesoras en las aulas catalanas.

En definitiva, me cuesta comprender que se haga una apuesta por atacar de una tacada a la Seguridad Social, al sistema educativo y a la dignidad de quienes se nos pidió comprensión y sacrificio para, supuestamente, mantener un sistema de pensiones al que ahora se puede apuñalar por la espalda impunemente.

miércoles, 2 de marzo de 2011

De las intenciones a los hechos

Lo decía ayer: eso sería tema de otro post. Pero como Cristina me pregunta porqué todos mirábamos hacia otro lado mientras se perdían los derechos humanos en Libia, me veo en la obligación moral de ofrecerle mi discutible opinión al respecto.

Seguramente fue redactada con la mejor de las intenciones y quizá la Asamblea General de Naciones Unidas hasta se la creía cuando la aprobó. Pero en sus sesenta y dos años de vida, la declaración universal de los derechos humanos se ha convertido en un instrumento en manos de los estados más poderosos y poco más.

Pocos gobiernos se preocupan de por qué forro se pasan los derechos humanos en cualquier país que no disponga de reservas petrolíferas por controlar o economías emergentes por colonizar, en cuyo caso la violación de éstos se convierte en la excusa perfecta para derrocar a un dictador que no accede a según qué tratos o para invadir un país que amenaza la economía de los ricos.

No creo que haga falta hacer una lista exhaustiva para confirmar mi hipótesis, pero tal vez sirva recordar la poca prisa que se dio nadie en acabar con el conflicto de los Balcanes o lo poco que importaba el pueblo kurdo masacrado por Hussein hasta que a éste le dio por invadir Kuwait, por ejemplo.

Pero no hay que tirar de hemeroteca en absoluto para tomar conciencia de esa instrumentalización. Ayer mismo Ban Ki-Moon exigía que en Libia se respetasen los derechos humanos más fundamentales y citaba entre ellos el derecho de reunión y la libertad de expresión. Si alguna vez se ha manifestado con tanta energía contra China, cuyo último premio Novel aún no sabe que lo ha ganado, no sólo nadie le ha hecho caso, sino que se han dedicado a regalarles juegos olímpicos y beneficios comerciales desde todos los países.

Sarkozy reconocía el otro día que Francia no había hecho en Libia nada que no hubiesen hecho los demás y Rodríguez Zapatero estaba estos días negociando con emires árabes que no puedo acusar de nada pero a los cuales no me extrañaría ver en la palestra a medio plazo.

Echando una mirada al mundo llega uno a la conclusión de que los derechos humanos ocupan una prioridad mucho inferior que los intereses económicos en la política. De hecho, mal vamos cuando la tutela de esos derechos humanos se la ha atribuido hasta hoy un país que no respeta el más fundamental de ellos y mantiene vigente la pena de muerte.

No dudo de la bondad de una declaración que nació cuándo y como lo hizo, en plena resaca del horror Nazi. Pero tengo claro que igual que el holocausto fue una anécdota y Hitler tuvo amigos hasta que amenazó la integridad de las grandes potencias de la época, las perennes violaciones de los derechos humanos de hoy quedarán silenciadas mientras haya espesos mantos de dólares, euros o barriles de petróleo bajo los que ocultarlas.

martes, 1 de marzo de 2011

Dictadores y dictadores

Es evidente que las dictaduras empiezan a estar pasadas de moda y que, seguramente, nunca fueron buenas. Aún así, creo que los recientes acontecimientos norteafricanos nos demuestran que hasta en esto de los dictadores (y lo digo en masculino porque no creo que haya habido muchas dictadoras) hay clases y clases.

Como creo que todas las personas acabamos durmiendo única y exclusivamente con nuestra conciencia y que, en consecuencia, es la única con quien tenemos la ineludible obligación de conciliarnos para evitar autoimponernos la pena capital, considero que la mayoría de dictadores de la historia han estado convencidos a su manera de que estaban haciéndole un gran favor a su patria y, por ende, a sus compatriotas.

Habrá quien alegará que es imposible que alguien piense eso mientras oprime, maltrata, tortura o ejecuta a, tranquilamente, la mitad de la población. Estoy casi seguro de que para ellos, esa media población eran otra cosa. Algo así como el peligro para la buena ciudadanía, para quienes de veras merecían heredar la patria.

Aún sin compartir ese punto de vista, me cuesta poco entender que en Egipto o en Túnez los gobiernos autoritarios aguantasen el descontento ciudadano hasta que tuvieron la constatación de que no eran sólo aquellos otros quienes se oponían a ellos, sino que estaban solos. Llegados a ese momento, conscientes o no (seguramente no) del mal que habían hecho en la tierra que creían defender, su instinto de supervivencia les obliga a desparecer de escena.

Pero lo de Libia o, mejor dicho, lo de esa especie de Michael Jackson en versión dictador que es Muammar al-Gadaffi, es diferente. Que a estas alturas defienda teorías de la conspiración y niegue que su pueblo se haya revelado contra él, no es más que la muestra de un enajenación mental que, por desgracia, está costando demasiadas vidas. Una locura que seguramente se ha ido cociendo a fuego lento durante demasiados años de poder absoluto y que se ha alimentado, en gran parte, por parte de muchos de los que ahora lo repudian y amenazan desde el extranjero. Claro que, esto último, sería tema de otro post.
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