viernes, 26 de febrero de 2010

¿quedará aún gente coherente?


Un nuevo episodio de deriva gubernamental ha pasado casi inadvertido para gran parte de la población, aunque menos para aquellas personas que nos vemos más directamente implicadas en él. Resulta que anteayer el gobierno anunciaba que, muy posiblemente, daría marcha atrás en los acuerdos que había firmado el año pasado con los sindicatos en la mesa de la función pública y que se planteaba (una vez más) congelar el sueldo del personal al servicio de las administraciones en los próximos ejercicios.

La verdad es que a un servidor eso ya no le resultó ninguna sorpresa, puesto que es una medida muy socorrida cada vez que la cosa económica pinta mal y porque, incluso sin anuncios, los gobiernos nos tienen bastante acostumbrados a incumplir sistemáticamente aquellas cosas que acuerdan en materia de personal (he ahí que luego vayan regalando días moscosos a modo de limosna). De hecho, tampoco la diferencia del 0'3% al 0% es tanta y el resto yo ya hace días que lo doy por perdido.

Si por algo me sorprendió, en cambio, que desmintiesen dicho anuncio al día siguiente no fue por el hecho en sí del desmentido, que también viene siendo normal ya en los últimos años, sinó porque en esta ocasión no se debió a una reacción de rechazo inmediata de ningún sector de la sociedad española. Según el gobierno se había tratado de un "error de comunicación".

Lo que sí que pasó es que, entre medio, la señora Carmen Gomis, secretaria de estado para la función pública, renunció al cargo por motivos personales. Eso sí que resulta sorprendente a mi modo de ver. Lo resulta porque no estoy acostumbrado que a ciertos niveles de confianza política se produzcan renuncias voluntarias. Más bien, normalmente, hace falta un cese con escarpa y martillo para desadherir a la gente del sillón.

Me gustaría saber si los motivos personales de la Sra. Gomis tienen que ver con la conciliación de la vida familiar y laboral o están directamente relacionados con esos acontecimientos. Ella desmiente lo segundo, evidentemente, y es que, para acceder a determinados cargos, se debe mostrar una cierta fidelidad al partido que te nombró. Pero, si tiene que ver con el donde dije digo, digo Diego, o es que fue la causante de los errores de comunicación o es que ha decidido anteponer su dignidad y coherencia a su apego al cargo.

Intentaré no averiguar cuál de las respuestas es la cierta, porque mientras tenga la duda podré creer, aunque sea ingenuamente, que aún queda gente coherente.

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