domingo, 21 de febrero de 2010

¿Cuánto cuesta una camiseta?


No hace mucho que Jordi Hereu, alcalde de Barcelona, proclamó a los cuatro vientos y sin encomendarse a nadie, su intención de organizar unos juegos olímpicos de invierno en la ciudad que gobierna, ayudada de los municipios del Pirineo. No voy ahora a pronunciarme a ese respecto porque mi opinión sobre el tema ya la manifesté en otro blog.

La cuestión está en que, aprovechando que en Vancouver se están celebrando los del 2010, el excelentísimo señor Hereu ha ido a hacer una visita a su homólogo de la ciudad canadiense con cargo a las cuentas municipales esas que se supone que deben ser objeto de políticas de austeridad y, no contento con eso y supongo que también con cargo a los presupuestos del ayuntamiento, le ha regalado una camiseta del F.C. Barcelona al Sr. Robertson.

Supongo que el hecho de que a la del barça no le haya acompañado una del R.C.D. Espanyol o, incluso, una del Cadí la Seu de baloncesto femenino, se debe a la mencionada austeridad presupuestaria, porque es la única explicación políticamente razonable de que el alcalde de TODA LA POBLACIÓN de Barcelona haya cometido tal falta de respeto hacia quienes, viviendo en su misma ciudad y habiéndolo o no votado, no sienten simpatía hacia el club propietario de la camiseta.

Seguro que aquí viene cuando me ganaré las críticas de buena parte de la afición culé, pero creo que lo único que ha hecho Hereu ha sido lo que se viene haciendo en Catalunya desde que yo tengo uso de razón y lo que ha provocado que más de uno y de una, como yo, hayamos decidido no pertenecer a la afición del Barça: confundir barcelonismo con catalanidad. Si no fuese así, habría añadido al menos otra camiseta al regalo porque, ¿cuánto cuesta una camiseta?

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