miércoles, 24 de febrero de 2010

Delitos de nuestros padres


Pues sí, así de entrada resulta chocante que el juzgado de lo social declare improcedente el despido de Clara Millet teniendo en cuenta todo lo que se sabe respecto a su padre, su boda y su viaje de novios. De todas maneras, después de rascar un poquito la superficie, tal vez alguna cosa se vea diferente.

Resulta que la señora Millet entró en el Palau como directora de Márketing y que, durante la época en que se dieron los hechos que han dado lugar a la causa abierta contra su padre, Félix Millet, ocupaba la plaza de responsable de Internacional. Parece ser, también, que desde que se destapó el escándalo del Palau ella ha negado tener conocimiento de las actividades de su progenitor y que mientras se despedía, por ejemplo, a Gemma Montull, ella era ratificada en el cargo cual entrenador de fútbol por la nueva dirección.

Dejando a parte que desconozco cuál es el régimen jurídico del Palau de la Música y, por lo tanto, no voy a juzgar si la vía de acceso de la Sra. Millet a su puesto de trabajo es más o menos lícita, puedo llegar a considerar creíble que ella no tenía porqué tener conocimiento de las operaciones fraudulentas de su padre. Es evidente, por otro lado, que no sería justo hacer pagar a una hija el delito de su padre y, por lo tanto, la argumentación presentada por el Palau de la Música no justificaría el despido procedente.

Ahora bien, el hecho de que la argumentación no haya sido la correcta, no creo que sirva para justificar que la señora Millet deba mantenerse en su cargo y es que, considero perfectamente legítimo cesar en cualquier cargo de responsabilidad a alguien que demuestra que todo el mundo en su entorno más próximo puede actuar fraudulentamente sin que ella se entere.

No hay comentarios:

Free counter and web stats