miércoles, 12 de mayo de 2010

Real indiferencia


He oído opiniones para casi todos los gustos. Desde Montilla, que considera que el hecho de que el monarca español se trate en Barcelona es una muestra de la calidad de la sanidad catalana, hasta quien opina que los borbones, si tienen que entrar en Catalunya y enfermos, no debería ser precisamente para curarse. En medio, hay quien se preocupa básicamente de si la factura de su hospitalización se sumará a la cuenta de gastos que ya tenemos que soportar a su salud y, sobretodo, si encima lo tenemos que pagar desde Catalunya.

La verdad es que la apatía con la que he recibido tanto las noticias sobre la salud del de la corona como las opiniones que se han generado me han hecho descubrir en mí mismo un indiferencia que me lleva a pensar que soy agnóstico en términos reales. No he encontrado en mi interior atisbos de monarquismo pero tampoco la más mínima hostilidad, simplemente indiferencia.

No me preocupa la enfermedad del Borbón más allá que lo que me pudiera importar la de cualquier otra persona desconocida por mí, no me preocupa tener que contribuir en su factura hospitalaria como me tocaría hacerlo si fuese otra persona y no me preocupa si se trata en Barcelona o en la Conchinchina.

Si algo me preocupa, en todo caso, es que a la gente le cause tanto impacto (para bien o para mal) cualquier cosa relacionada con alguien que, simplemente, ha hecho el papel que le ha sido encomendado pero que, en el fondo y en la forma, no tiene más relevancia que la del símbolo que representa. Tal vez sea porque yo no creo en los símbolos, lleven cuernos de toro de Osborne, orejas de ruc català o coronas reales.

Des de este humilde post quiero, por lo tanto, desear una pronta recuperación al ciudadano Juan Carlos, aunque me preocupe bien poco lo que acontezca al Rey de España aún a riesgo de recibir por respuesta un: "¿porqué no te callas?"

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