domingo, 16 de mayo de 2010

La triple moral de las drogas


Hace ya casi un año y medio que tomé la sabia decisión de dejar de fumar. Desgraciadamente esa era mi toxicomanía y, por ello, no recibí ningún tipo de ayuda por parte de nuestro sistema sanitario, de manera que mis momentos de debilidad se los tuvo que tragar mi familia y amistades más allegadas, a quienes quiero dar mi más sincero agradecimiento.

Lo que no ha cambiado en este tiempo ha sido mi opinión respecto a cómo se legisla en este país al respecto. Por lo visto, para nuestro poder legislativo eres una persona enferma cuando tienes adicción al alcohol o la heroína, pero te conviertes en criminal cuando la adicción lo es al tabaco.

Todo eso lo digo porque, para "mejorar" la actual legislación sobre el tabaco, el gobierno está preparando un nuevo proyecto de ley que prohibirá el consumo de dicho producto en cualquier sitio público a excepción de hoteles, hostales, prisiones y centros psiquiátricos. Los establecimientos donde hasta ahora se puede fumar podrán, sin embargo, seguir vendiendo tabaco.

En definitiva: fumar será un delito excepto si se hace en la intimidad de la habitación, se está en prisión o se sufre una enfermedad mental, pero su distribución será totalmente legal y, de hecho, seguirá dependiendo de un monopolio del estado, que es quien autoriza a los estancos.

El cerco a quienes fuman se sigue estrechando y se acentúa un triple tratamiento hacia las drogodependencias. Existen drogas cuyo comercio es ilegal pero no su consumo, drogas que se pueden tanto comerciar como consumir y, cada vez más, una droga que puede ser comerciada pero no consumida. Tal vez un poco de coherencia no nos vendría mal, ni que sea para facilitar el mensaje a quienes intentan educar para prevenir las toxicomanías.

4 comentarios:

Mariano Puerta Len dijo...

Cuando yo bebo en lugares públicos, en muy contadas ocasiones he vomitado encima de otra persona.
Los que se inyectan heroína, alguna vez han amenazado con una jeringuilla a algún prójimo, pero generalmente la jeriguilla estaba vacía de droga.
Los que fuman en un espacio cercano al mío sí que me obligan a inhalar el humo, especialmente en recintos cerrados.

Ramón Martín Cabeza dijo...

Sí, Mariano, pero tú eres precisamente el que se manifiesta en contra de prohibir cosas. Yo no hablo de que no prohiban fumar, lo que no entiendo es porqué quien me prohibe fumar me vende el tabaco.

Mariano Puerta Len dijo...

El que prohíbe te dercarta una opción. El que te obliga te descarta todas las demás. Por eso me parece peor atentado contra la libertad obligar que prohibir. A mí me gustaría que la venta de todas las drogas fuese legal, con las pertinentes regulaciones para garantizar a) la calidad del producto, b) la concentración de droga por dosis, c) la protección de los menores y d)la seguridad de que quien no se quiera drogar no se drogue. Me parecería absurda la prohibición del rapé en lugares públicos, pero no me lo parece la prohibición de la inhalación del humo en los mismos lugares.

Ramón Martín Cabeza dijo...

Pues de acuerdo. Legalicemos todas las drogas. Una vez llegado ahí, ¿qué tiene de malo que un grupo de fumadores y fumadoras decida abrir un restaurante en el que se pueda fumar? Quien no quiera hacerlo, sólo tiene que ir a otro, ¿no?

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