martes, 21 de septiembre de 2010

La disyuntiva del PP


Por si alguien no se ha enterado aún, el 29 de septiembre está convocada una huelga general contra las reformas laborales y sociales emprendidas por el gobierno de España en los últimos tiempos. En resumidas cuentas mucha gente y especialmente la gente del Partido Popular lo resumirían diciendo que hay huelga contra Zapatero.

Eso, sin duda, desde el mayor partido de la oposición debería ser un motivo de alegría. Que quienes se supone que deberían ser más próximos al partido en el gobierno a la oposición convoquen una huelga general podría interpretarse como una señal de soledad del PSOE que electoralmente pudiese favorecer los intereses populares. Sin embargo el PP desea que la huelga sea un fracaso.

Que el partido de Mariano Rajoy animase a la movilización del 29 de septiembre sería tanto como aliarse con los sindicatos y, además, enfrentarse a unas medidas que van inequívocamente en la dirección que a ellos les gusta aunque se queden cortas. No hay que ser muy listo para imaginarse cómo se frotan las manos en el partido de la gaviota viendo como alguien se lleva los palos por hacer lo que ellos, posiblemente, habrían deseado sin atreverse.

Supongo que en esta disyuntiva, la de saberse beneficiados tanto por las medidas del gobierno como por la protesta ante ella, deciden una vez más nadar y guardar la ropa. Así es como se dedican a seguir acusando al ejecutivo de no hacer bien las cosas pero arremeten contra los sindicatos si no directamente, que siempre queda feo, atacando a sus representantes en las empresas y acusándolos a todos de ser liberados y abusar de dicha condición.

No voy a ser tan indecente como para hacer aquello de disimular mis defectos alegando los ajenos. Dicho de otro modo: no voy a decir que por más irresponsables que puedan ser los liberados y las liberadas sindicales, nunca llegarán al nivel de corrupción, prevaricación y otras muchas cosas feas al que han llegado algunos cargos electos que siguen siendo defendidos por la ejecutiva popular. Ni siquiera voy a entrar a defender a los y las sindicalistas de este país que son, como representación de la sociedad a la que pertenecen, personas honradas en su mayoría y deshonestas en un mínimo porcentaje.

Simplemente voy a decir que a partir del día 30 de septiembre o en su defecto del posterior a la derogación de la reforma laboral yo me ofrezco como asesor para redefinir el sistema de representación de las personas trabajadoras. Hasta entonces, ni nos engañemos ni dejemos que nadie se aproveche del esfuerzo de quienes el 29-S mostraremos el rechazo a una política regresiva, se llame como se llame quien la haga.

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