viernes, 1 de octubre de 2010

¿lapsus linguae?

No sé si lo entrevistaron a la salida o a la entrada de la capilla ardiente de Joan Triadú, pero Artur Mas, preguntado sobre la personalidad a la que se despedía por los informativos de TV3, afirmó que se trataba de "un catalán de primera categoría". Alguien me llamará quisquilloso por la reflexión que seguirá y defenderá al líder convergente alegando un lapsus linguae, pero es que la frase la pronunció como rectificación de "era un catalán de primera línea".

La verdad es que mi incultura es lo suficientemente vasta como para desconocer la vida y obra de Triadú pero, vistas las condecoraciones de que había sido objeto en vida y los honores que se le rinden tras su muerte, no tengo ninguna duda en que debió ser un catalán de primera línea, es decir, tan implicado como el que más en la sociedad catalana.

Lo de catalán de primera categoría, en cambio, me resulta mucho más discutible. No porque discuta la categoría de Triadú, sino porque me parece un terreno muy pantanoso el de clasificar en categorías a catalanes y catalanas. No sé cual es el criterio por el que el señor Mas atribuye la primera categoría a Triadú y cual sería el que aplicaría para otorgar una categoría diferente a otra persona.

Por si él tampoco lo tiene decidido aún, me permitiré sugerirle uno. Podría otorgar la primera categoría a las personas que consideran que la totalidad de habitantes de Catalunya merecen ser clasificados en una única categoría, independientemente de su raza, género, tendencia sexual, creencia religiosa, afinidad política, lengua habitual o cualquier otro criterio. La segunda categoría serían el resto, es decir, aquellas personas que piensan que alguno de los aspectos antes mencionados permiten clasificar a catalanes y catalanas en categorías diferentes.

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