martes, 5 de octubre de 2010

El ataque no es siempre la mejor defensa

Si unos etarras declaran ante un juez haber sido instruidos en Venezuela para cometer atentados después de que el gobierno de Caracas hubiese desmentido los rumores al respecto hace unos meses, es más que razonable que el ejecutivo español pida explicaciones al venezolano. Que Hugo Chávez lo niegue todo categóricamente es, a parte de irrelevante, previsible. Pero que su embajador en España declare que es cuestionable la validez probatoria de las declaraciones porque presumiblemente hayan sido obtenidas bajo coacción es más que condenable.

No entiendo mucho de diplomacia pero, por más que la embajada venezolana sea del mismo palo que su presidente y, por ende, entienda que la mejor defensa posible a cualquier acusación es un buen ataque, dudo muchísimo que ir acusando a los aliados de tener un sistema policial y judicial antidemocrático pueda reportar muchos réditos en forma de simpatías internacionales.

Seguramente a Hugo eso de las simpatías le preocupe bien poco pero alguien tan puesto en cuestiones del averno como él, que es capaz de oler el azufre añejo en un estrado, debería saber que siempre vale la pena tener amigos, aunque sea en el infierno.


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