viernes, 23 de julio de 2010

El descontrol de los controladores


Saber quién tiene razón (si es que alguien la tiene) en el tema de los controladores (y controladoras, supongo) aéreos basándose en lo que ha trascendido en este último y los anteriores episodios del conflicto abierto entre este colectivo y el estado resulta más que difícil. La razón, de hecho, parece ser lo que menos impera en esa difícil relación laboral que se caracteriza por la presencia de un sindicato corporativo en un colectivo en posición dominante y una administración que, una vez más, demuestra saber hacer cualquier cosa menos gestionar, especialmente cuando se trata de recursos humanos.

No tengo mucha idea de las condiciones laborales de quienes se dedican al control aéreo pero, por lo que ha trascendido, difieren mucho a las de mi cuñada que, por vía de una ETT, está facturando maletas en un aeropuerto. Evidentemente las dos funciones son prácticamente igual de básicas para que el sistema funcione pero facturar maletas lo puede hacer cualquiera y controlar el tráfico no: he ahí la situación dominante.

Y de la diferencia de condiciones se deriva que el colectivo esté representado por un sindicato corporativo. Sólo un sindicato corporativo puede tener la sensación de tanto agravio en el colectivo que, junto con el de pilotos (también representado corporativamente), tiene seguramente las mejores condiciones económicas y laborales del ámbito del transporte aéreo.

De hecho muy posiblemente el propio sindicato de controladores es consciente de la situación en que se encuentran especialmente en la coyuntura económica, social y laboral de este momento y por eso no ha convocado, como en otras ocasiones, una huelga que no habría sido entendida por absolutamente nadie. De hecho niegan incluso estar detrás de unas bajas que, por lo visto, eran de larga duración pero se convirtieron en altas tan pronto como el ministerio de fomento amenazó con usar controladores militares.

De todas maneras, cualquier colectivo tiene derecho a luchar por la mejora continua de sus condiciones de trabajo y, en todo caso, para hacer de contrapunto ya está la patronal. Lo que pasa es que en este caso la patronal no es otra que el estado, en forma de ministerio, de AENA o de lo que convenga, pero la administración a fin de cuentas. Y esa administración, una vez más, acaba solucionando el problema de la forma más cobarde, ineficaz y lamentable posible: privatizando.

Me atrevo a apostar porque la privatización del control de nuestro espacio aéreo no ahorrará ni un euro al estado. Estoy convencido también de que no evitará ni mucho menos los conflictos laborales. Lo único que sí que reducirá, porque así de mal entendido lo tenemos la ciudadanía, serán los quebraderos de cabeza del señor Blanco o quien le suceda, que siempre podrá echar la culpa de todos los males a las empresas concesionarias.

2 comentarios:

Mariano Puerta Len dijo...

Tenía ganas de escuchar / leer la opinión de un sindicalista al respecto.
POr cierto, yo prefiero que hagan huelga a que "se cojan la baja". En el primer caso no tenemos que pagarles, en el segundo sí.
Por cierto bis, ¿por qué se emplea tan fácilmente la expresión "pues me cojo la baja"? ¿Eso no lo debería determinar de forma autónoma un médico?

Ramón Martín Cabeza dijo...

Bueno, Mariano, no sé si soy el sindicalista más adecuado, pero en todo caso esa es más o menos mi opinión. El tema de las bajas creo que es de aquellas cosas en que el abuso nos hará perder el derecho y no sólo en estos casos.

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