martes, 22 de marzo de 2011

La cara olvidada del deporte

Quien me conoce, especialmente quien me ha visto en el Nou Congost, sabe perfectamente que soy de las personas más explícitamente crítica con el colectivo arbitral. Tal vez sea por eso por lo que me ha sorprendido en un primer momento que el premio al mejor deportista del año en Gran Canaria se lo haya llevado un árbitro.

Luego, pensándolo bien y sin entrar en el detalle del elemento en cuestión, al que seguro que en alguna ocasión he expresado mi desacuerdo respecto a su criterio, llego a la conclusión de que es de justicia que de vez en cuando se reconozca a un colectivo al que le toca un trabajo tan indispensable para el espectáculo del deporte como menospreciado por quienes lo siguen.

Habitualmente, lo mejor que le puede pasar a un árbitro (o a una árbitra, que haberlas haylas) es que nadie se acuerde de él (ni de su familia) cuando acaba el encuentro. En este caso, sin embargo, habrá que felicitar tanto al Sr. Arteaga como al Cabildo de Gran Canaria por reconocer la labor de la cara más olvidada del deporte.

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