lunes, 21 de marzo de 2011

Divergencias y desuniones

A estas alturas ya debe haber quien, desde las filas de CiU, empiece a pensar aquello de que contra el tripartito se vivía mejor. Lo digo porque mientras todo el trabajo del gobierno catalanista de derechas ha sido criticar lo malo, lo regular y lo "quién sabe si bueno" del gobierno antecesor, las voces dentro de la coalición han sido unánimes: todo estaba fatal. En cambio, a la que han tenido que empezar a demostrar su iniciativa, han demostrado no ser tan convergentes ni estar tan unidos.

Primero un diputado de Unió criticó los recortes económicos por indiscriminados. Luego nos enteramos de que la eliminación del impuesto de transmisiones no iba a ser bien bien eso y más tarde resulta que en UDC ni siquiera sabían que estuviese previsto modificar la propuesta electoral.

Soy un defensor de la sinceridad y me parece fantástico que las personas que nos representan sean libres de expresar sus opiniones públicamente. Me gustaría aún más que incluso pudiesen votar en los parlamentos sin estar sujetos a la disciplina de partido. Pero cuando estamos hablando de gobiernos, no creo que sea bueno que cada vez que alguien se encuentre una alcachofa ante los morros suelte cualquier cosa.

Tengo la impresión de que lo único que no ha cambiado con las últimas elecciones es la moda esa de lanzar globos sonda previos a las decisiones finales y de despistarnos continuamente con noticias contradictorias. Son dos habilidades que, aunque resulten muy útiles para llenar columnas de periódicos y blogs de opinadores amateurs, dudo que hagan algún favor a la gobernabilidad de un pueblo, especialmente en los tiempos que corren.

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