domingo, 1 de agosto de 2010

¿Sería justo que existiese la justicia?


Por algún extraño motivo que nunca he llegado a entender, la gente tenemos la tendencia a pensar que la vida en general debe responder de alguna manera a criterios de justicia. Es como si de veras creyésemos que el mundo se rige por algún tipo de normas más allá de las físicas y que la suerte existe y además se reparte de manera racional.

Cuando uno empieza a tener una edad comprende perfectamente que eso de la justicia es un invento humano y además el concepto de lo que es o no justo varía de unos tiempos y culturas a otros o incluso del punto de vista des del que se analice.

Uno de aquellos momentos en que siempre me hace gracia que alguien haga referencia a la justicia es cuando se refiere al deporte. Tal o cual equipo ganó el encuentro justamente o bien fue injusto que cayese derrotado.

El deporte es, ni más ni menos, que un reflejo en muchas cosas de la vida en general. Lo es porque requiere esfuerzo y porque quienes saben sobreponerse a las desdichas tienen más posibilidades de éxito que quienes se hunden a las primeras de cambio. Y lo es también porque la justicia no existe.

En unas de las disciplinas en las que dicha afirmación queda evidenciada es en las pruebas individuales de atletismo y especialmente en las que, como la maratón o la marcha, todo se juega en una sola serie. Cuando, como pasó este europeo de Barcelona, una marchista pierde toda opción de victoria después de años de esfuerzo y de demostrar sus capacidades por una inoportuna sobrecarga muscular durante la prueba, eso no es justo. Como no lo es quedar fuera de la mejora por un centímetro en el lanzamiento de martillo, por ejemplo.

La justicia no existe. Es una entelequia que usamos para instrumentalizar muchas veces la venganza y así tener nuestro momento de satisfacción después de una desdicha, pero la justicia no existe. De todas maneras su ausencia también da oportunidades a quienes, de otra manera, nunca la hubiesen tenido. Tal vez no sea justo que la justicia no exista, pero quizá resulte más apasionante así la vida.

1 comentario:

Mariano Puerta Len dijo...

Benito Floro distinguía entre merecimiento y justicia. Es injusto ganar un partido por un penalti que no se debería pitar. Es inmerecido ganar un partido en el que el contrario ha chutado 10 veces a los postes y tu equipo sólo una vez a portería.

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