martes, 10 de agosto de 2010

Disculpad las molestias


En un comentario a uno de los posts de este blog, mi querida prima (política) Gabi me hacía llegar la reflexión de su marido, Salvador, que no entendía que hubiese gente con tiempo para escribir en un blog. No sé si él leerá este nuevo post y tal vez sea mejor que no lo haga porque sus innumerables conocimientos sobre psicología le darían para escribir cuatrocientas réplicas a lo que voy a intentar justificar en los párrafos siguientes.

Todo el mundo tenemos el mismo tiempo: 24 horas al día. A partir de ahí, tener tiempo para unas u otras cosas depende básicamente de dos factores: capacidad de organización y prioridades. Voy a obviar el primero porque prácticamente desconozco en qué consiste, pero intentaré razonar por qué podemos haber gente que prioricemos el blog a, por ejemplo, ver la pretemporada veraniega de los equipos de fútbol o estar colgando la ropa que acabamos de planchar.

Un tal Abraham Maslow dijo un día que todos los seres humanos tenemos unas necesidades que tendemos a cubrir de manera sucesiva, es decir, que existe una jerarquía entre ellas y por eso las representó en la archiconocida pirámide de Maslow.

Según esta teoría, cuando las personas tenemos garantizado el sustento y su continuidad (trabajo en el ayuntamiento), el descanso (trabajo en el ayuntamiento), la seguridad física (no sufro enfermedad alguna, no se presagian guerras a corto plazo y mi mujer no me pega) y el sexo (no haré ningún comentario para que mi mujer no me pegue), uno empieza a preocuparse de la afiliación (amistad, afecto, intimidad), el reconocimiento y la autorrealización por este orden.

De hecho, Frederick Irving Herzberg teorizó a su vez que, en el ámbito de la empresa, este último grupo de necesidades eran las realmente motivadoras, mientras que las primeras eran puramente higiénicas, es decir, no tenerlas cubiertas resultaría prácticamente insano.

Pues bien, supongo que es por todo ello que mantener un blog resulta motivador: permite una cierta relación social, en ocasiones te dicen que lo que dices está bien y, por tanto, te ofrecen reconocimiento y muy de tanto en cuanto uno se siente hasta realizado.

Tal vez por todo eso o quizá por otras cosas, de vez en cuando viene en gusto robarle a la vida unos minutos para compartir opiniones con la gente y darles ocasión de discutirlas. Eso, hace tiempo, se hacía en las plazas y en los cafés, pero ahora a las primeras de día no se va y por la noche hay botellones y los segundos han sido sustituídos por discotecas, bares musicales y cosas por el estilo.

Los tiempos cambian y ahora las tertulias son cibernéticas. No digo que me guste, pero la realidad nos puede. Uno, que había sido de los que podían compartir coche con una amiga hasta las cinco de la madrugada sin usar más músculo que la lengua y sin sacarla de la boca (siempre he sido entrañable), supongo que busca en la pantalla del ordenador el consuelo a la losa que supone un ritmo social que ha reforzado nuestro superego (lo que debemos hacer) hasta el punto de recluir nuestro ego (lo que nos apetecería hacer) en alguna recóndita región de nuestro cerebro.

Yo, una parte de él, la saco de vez en cuando a pasear por la red y quienes leen este blog acaban siendo sus víctimas. Disculpad las molestias.

1 comentario:

Lailah dijo...

M'encanta ser victima d'aquest bloc i perdre el temps que faci falta llegint-lo. Agraeixo al Ramon que perdi el seus valiossims minuts fent-nos particeps de les seves opinions i portar-nos a un debat enriquidor.

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