viernes, 29 de enero de 2010

¡Trabajaré más!


Es la frase que más se me quedó de la revelión en la granja de George Orwell. La repetía el burro de la historia cada vez que se les cruzaba cualquier adversidad y supongo que es la que se espera que entonemos ahora que las vacas flacas campan por doquier.

Debe ser por eso, por trabajar más, por lo que el gobierno propone retrasar la edad de jubilación hasta los 67 años o, lo que es lo mismo, hacernos trabajar más tiempo. Supongo que es algo especialmente fácil de dictar desde una silla que te garantiza un sueldo vitalicio tras cuatro años de servicios prestados.

No sé si esta maravillosa idea se la acaban de ingeniar ahora o, simplemente, han considerado oportuno anunciarla en este momento porque tal vez la gente esté dispuesta a echarle la mitad de la culpa de los males de la economía a los pensionistas ya que, desde hace algún tiempo, ya se ha decidido que la otra mitad es de los funcionarios, motivo por el que también anuncian que hay que reducir su número.

Parece ser que la idea es que han calculado que si extrapolamos nuestro crecimiento demogràfico a una porrada de años vista, tendremos más pensionistas que personas en activo y, como para actuar sobre la natalidad hay que pensar y planificar y la inmigración la hemos descartado por no empadronarlos, que da trabajo, sólo nos cabe mantener en activo a la gente más años. Que digo yo que si los mantenemos hasta los 94 seguramente resolvemos el problema.

Sin ser economista ni político de élite considero que seguramente existen otras medidas más ingeniosas para garantizar la sostenibilidad del sistema público de pensiones, algunas de las cuales se me ocurren hasta a mí. Pero en todo caso la reflexión que propongo es si vamos a ser tan burros como para quedarnos de brazos cruzados y aceptar que los derechos que conquistaron nuestros padres se pueden tirar por la borda con la primera crisis que pase como excusa.

Para quienes después de pensarlo lleguen a la conclusión de que hay que ser responsables y trabajar más desbelaré, por si no lo recuerdan o no lo han leído, cual fue el final del burro de la revelión en la granja: a la primera que no pudo trabajar más fue vendido a una fábrica de pegamento para su sacrificio. ¿trabajaremos más?

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