Que el presidente del país más poderoso del mundo tenga que enseñar dos partidas de nacimiento, una abreviada que fue insuficiente y una literal, porque a un magnate que amenaza con meterse en política pero se entretiene en la prensa amarilla insinúe que no nació en EEUU, me parece un error y una ridiculez.
Es un error de la Casa Blanca porque, tal como ya ha anunciado el ricachón, ahora tendrá que enseñar sus certificados de estudios y quien sabe si no tendrá que hacer lo mismo con su permiso de conducir o la factura de los calzoncillos.
Es una ridiculez porque si alguien tuviese verdaderas sospechas de que se ha hecho trampa en la carrera presidencial, acudiría a los tribunales. El resto es hacer un show al más puro estilo americano para distraer al pueblo en un momento en el que, más o menos como ha dicho Obama, no es muy conveniente que se distraiga nadie, por lo menos en lo que a los poderes políticos y económicos se refiere.
Pero lo que me parece una excentricidad es que la leyes de EEUU reserven la posibilidad de ostentar la presidencia a quienes hayan nacido en territorio de la unión. O lo he entendido yo mal o no se dudaba de que Obama fuese estadounidense, sino de que hubiese nacido en América porque, por lo visto, en ese caso no tendría derecho a presentarse a las elecciones.
Osea que, si alguna futura madre norteamericana sueña con que su criatura algún día ocupe el despacho oval, mejor que se olvide de hacer viajes al extranjero a partir del sexto mes de embarazo, no vaya a ser que por aquellas cosas de la vida el certificado de nacimiento lo tengan que expedir desde un hospital mejicano (por ejemplo) y eso trunque su carrera congénitamente.
Me resulta muy extraño que un país que pone tanto ahínco en acaparar los mayores talentos de todo el mundo en lo científico, se permita la posibilidad de perder personas brillantes en lo político no ya por su nacionalidad, sino por su lugar de nacimiento. Quizás sea signo de que la constitución de los Estados Unidos empieza a necesitar alguna más de sus famosas enmiendas o tal vez se trate tan sólo de una de aquellas excentricidades yankies que les hacen ser quien son.
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