Preciosa ciencia, la estadística. Pocas otras son capaces como ella de convertir en datos objetivos y científicamente probados las elucubraciones más impensables. No voy a hablar hoy de los pollos que se come la gente sino, más bien, de los pollos que montan algunos.
El Obispo de Alcalá, en su condición de presidente de la Subcomisión Episcopal de Familia ha concedido una entrevista en la cadena televisiva Intereconomía en la que ha hecho uso de las cifras para defender que el matrimonio es el antídoto contra la violencia de género, aunque luego haya dicho que eso no existe y que tal término es sólo una invención ideológica del parlamento.
Según Juan Antonio Reig, un estudio de Miró i Ardèvol en la Universitat Abat Oliba CEU (vinculada a la Asociación Católica de Propagandistas) que no he podido encontrar en la red, coincidiría con el del Instituto de Política Familiar para afirmar que por cada homicidio que se produce en un matrimonio, tienen lugar doce en las uniones de hecho.
Dicho así, realmente, el tema sería para preocuparse. Lo que pasa es que aquí un servidor (llámenme desconfiado) se ha mirado un poco más a fondo lo que dice el estudio en cuestión y resulta que la afirmación del religioso no responde exactamente a la realidad del asunto. Según el IPF, en el 2008 se produjeron 48 homicidios en las parejas con relaciones sentimentales (59%) frente a los 33 homicidios en las parejas con vínculo conyugal (el 41% de las parejas). O me enseñaron mal las matemáticas o 48 no es 12 veces 33.
Cierto es que, cuando en lugar de números absolutos se convierten dichos números en índices de incidencia, resulta que el homicidio en las "relaciones sentimentales" es prácticamente 12 veces el de los matrimonios. No es menos cierto, sin embargo, que el estudio no especifica qué se entiende por "relación sentimental", lo cual me hace pensar que, posiblemente, se cataloguen aquí todos los homicidios producidos fuera del matrimonio, hasta cuando no hay convivencia.
Así pues, el señor Reig cometería dos errores: confundir la cifra con su incidencia y confundir cualquier tipo de relación sentimental con una unión de hecho. Posiblemente se trate de errores no intencionados que nada tienen que ver con la doctrina que pretende transmitir el personaje desde su cargo, pero creo que conviene señalarlos.
De todas formas, cabría destacar también la posibilidad de que dichas estadísticas se viesen alteradas por la práctica de algún Tribunal Eclesiástico que concede nulidades ante los malos tratos (aunque sean sólo signos y no el problema, según ellos), lo que debe convertir estos casos al segundo grupo.
Sea como sea, estoy convencido de que la amplia formación de la que, sin duda, una eminencia como el señor Reig disfruta, le dará para saber perfectamente que no se puede establecer una relación causal de esas simples cifras y que, por lo tanto, vender el matrimonio como antídoto a la violencia doméstica (él prefiere esta denominación) es casi tan tendencioso como el ejemplo del pollo que se comió aquél.
Creo sinceramente que es perfectamente legítimo defender un modelo determinado de familia. Me parece interesantísimo que se estudie y se intenten encontrar de la manera más científica posible causas de la violencia de cualquier tipo que faciliten las acciones correctoras necesarias para erradicarla. Pero considero que utilizar datos de manera tendenciosa para que, simulando hacer lo segundo, se tergiversen los hechos para argumentar lo primero, más que un error es una falta de respeto.
2 comentarios:
Permíteme discrepar de tu interpretación numérica (que no quiere decir que te enseñaran mal las matemáticas). Saber que 33 homicidios se produjeron en parejas "como Dios manda" y 48 se produjeron en parejas de arrejuntados no es suficiente para saber qué tipo de emparejamiento es más peligroso. Para llegar a esta conclusión, necesitaríamos saber cuántas parejas ha de cada tipo. Al año, mueren menos personas saltando desde la cuarta planta de un hotel que paseando en bicicleta, pero estoy seguro (sin haber leído ningún estudio estadístico) de que es más peligroso lo primero que lo segundo.
No he leído ninguno de los dos estudios, pero por lo que oído en la radio, la trampa estadística más burda que hacen es que las parejas de casados por la iglesia que han iniciado o culminado trámites de divorcio ya no los consideran matrimonios.
O me he explicado fatal o no lo has leído entero. Justo esas cosas son las que yo vengo a reflejar cuando digo que la relación 12 a 1 hace referencia a la incidencia, no al número de casos.
En todo caso, nada de como Dios manda, porque tampoco el estudio distingue en ningún momento entre los matrimonios civiles y los religiosos.
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