viernes, 18 de junio de 2010

¿Para qué sirve una huelga?


Hoy me voy a permitir dos licencias que no acostumbro a permitirme. La primera explicar una batallita y la segunda entonar algo parecido a la odiosa frase de "ya te lo decía yo" que tan poco me gusta.

Aquí un servidor trabaja en el ayuntamiento de Manresa. Es posible que a estas horas, quienes sigan más o menos las noticias sabrán que existe un importante conflicto social entre el consistorio y su personal del que no voy a entrar en detalles pero sí a usar para ejemplificar el mensaje correspondiente.

El pasado 8 de junio se había convocado una huelga general del sector público por parte de los sindicatos en protesta por el Real Decreto del gobierno que ha acabado recortando los derechos sociales y las inversiones públicas. En los días anteriores, estuvimos celebrando una ronda de asambleas en las que intentábamos concienciar de la importancia del seguimiento de la huelga.

Los argumentos eran múltiples, desde los de fondo (quien siga este blog sabrá a qué me refiero) hasta los de carácter más doméstico. En múltiples ocasiones repetí lo de "si el consistorio ve que no nos movemos ni cuando nos recortan el sueldo, no tardará en tomar medidas aún más drásticas". Debo reconocer que la oratoria tuvo un éxito más bien escaso y que la gran mayoría de la gente se apuntó a las excusas: desde el "no les queremos regalar el dinero que nos quitan por la huelga", hasta "los sindicatos ya no nos representáis porque sois la correa de transmisión del gobierno".

Una semana justa hizo falta para que el gobierno municipal presentase, sin derecho a discusión, su versión del decretazo que multiplica por dos el recorte en los salarios y añade siete despidos. Nada más conocer la noticia, las personas que nos recriminaron nuestra falta de representatividad nos exigieron que tomásemos cartas en el asunto y empezó la fiesta.

Llevamos tres días saliendo en masa por la calle, durmiendo en el ayuntamiento y llenando páginas de periódicos y espacios en el telenoticias. Somos lo más de lo más, pero llegamos tarde. Aún en el caso más optimista de que las medidas adicionales del consistorio se retirasen, algo habrá quedado y no será bueno: nunca, hasta ahora, había visto en el personal tanto desaliento y desafección por la casa a la que dedican las mejores horas de su vida.

Para septiembre está convocada otra huelga, ésta general. Seguramente los argumentos para no hacerla existirán y no serán tan diferentes a los que oímos a principios de junio. Sólo si la experiencia de Manresa le sirve a alguien para entender que las huelgas no se convocan nunca en vano, podré llegar a pensar que el error que cometimos habrá servido de algo.

5 comentarios:

Mariano Puerta Len dijo...

Hoy he leído en Regió 7 algo asi como que los trabajadores del Ayuntamiento de Manresa exigen que se recorten las obras en lugar de los sueldos. Una bonita y sutil manera de decir a los manresanos que anteponéis vuestros intereses a los del bien común. Desengáñate, sois un colectivo muy odiado (casi tanto como el de empleados de entidades financieras) y costará que "el pueblo" os apoye.

Ramón Martín Cabeza dijo...

No es ningún desengaño, Mariano. Soy consciente de que será difícil que se entienda que, al igual que los empleados de entidades financieras no sois los culpables de la voracidad del sistema, nosotros no somos culpables ni de la ineficiencia de la administración ni de la incompetencia de quienes nos dirigen. En todo caso, estoy seguro que defendiendo "lo nuestro" estamos defendiendo lo de todo el mundo. O empieza todo quien depende de una nómina a creerse y demostrar que eso vale, al menos, tanto como los beneficios de los bancos o las empresas, o retrocederemos un siglo en derechos laborales.

Anónimo dijo...

Has sortit a la tele!!!

Ramón Martín Cabeza dijo...

A quina tele? Quan? Si és que quan un és guapu...

Anónimo dijo...

A tv3, en una reunió de l'ajuntament, potser és la mateixa reunió que la de la foto.
Que ets wuapo no hi ha cap dubte!!!

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