domingo, 22 de mayo de 2011

¿A quién no representan?

Si esto fuese un periódico ahora diría que lo que voy a decir se basa en la información que tenía en el momento de cerrar la edición. Como no es así, diré que hasta donde sé en el momento de acostarme no me ha quedado nada claro a quién no representan, según se clama en las plazas de España, quienes nos mandan.

Mientras a estas horas los sacos de dormir deben seguir llenando la plaza de España en Madrid, unas calles más allá (o más acá porque mi geografía madrileña es más que limitada) un montón de gente blandiendo banderas celestes con perfiles de gaviotas celebran con discoteca, chocolate y churros que millones de personas han dado el voto a su partido preferido.

Así las cosas, no sé qué ha hecho hoy el resto de gente indignada. Si han ido a votar, no han hecho caso de lo que predican y si no lo han hecho, no se ha notado en la participación. Claro que, bien visto, existe otra posibilidad que, aunque no me guste, quizás tenga que asumir. Igual es que las únicas personas que no se sienten representadas por quienes les gobiernan son las que ocupan esos sacos.

No sé si vivimos en una democracia real o ilusoria, pero si queremos cambiarla pacíficamente tendremos que hacerlo desde dentro de sus instituciones y en eso hoy no hemos avanzado mucho. A partir de ahora, que hagan las asambleas que convenga pero al movimiento del 15 de mayo le quedan sólo tres alternativas.

La primera es apuntarse a la actitud genuinamente española y instaurarse en el discurso del "no sé lo que quiero pero esto no me gusta y alguien tiene que arreglármelo". Esa actitud que es responsable, en buena parte, de que estemos donde estamos.

La segunda es que se constituyan en partido político alternativo y sean capaces de sintetizar toda la indignación en propuestas concretas para mejorar nuestra sociedad y convertirla, si se puede, en referente mundial.

La tercera, quizás la más práctica, sería que se infiltrasen en todos nuestros partidos para inducirles los principios que intentan defender y a los que aún no han sido capaces de poner palabras. El problema no son los partidos, sino su deshumanización. Los partidos, tanto a diestra como a siniestra,  hablan de PIB, de crecimiento económico, de tasas, de índices de ocupación, de renta disponible, ... y se han olvidado de hablar de las personas.

Así pues, indignados y indignadas, os invito a que os comprometáis o, mejor dicho, que os metáis en la política. Da igual que se discuta desde la derecha o desde la izquierda, pero haced que en el centro del debate estén siempre las personas. Si conseguimos eso no sé si estaremos mejor, pero seguro que nos sentiremos bien.

1 comentario:

Gabriela dijo...

Totalment d'acord.

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