miércoles, 9 de febrero de 2011

Los estribillos cansan

La verdad es que no llevo la cuenta de los días de mandato del gobierno convergente en la Generalitat de Catalunya, así que no sé cuántos les quedan para consumir aquellos cien que, según la tradición, se le concede de gracia a quien se estrena en tales menesteres. Precisamente por esa costumbre, no seré yo quien juzgue anticipadamente su gestión, pero sí quisiera exponer una impresión temprana.

El señor Mas y su equipo prometían encarrilar la situación del país con mejores artes que las demostradas por sus antecesores, los del tripartito que, según CiU, lo habían hecho de pena. Hasta el momento, la segunda parte de la afirmación la han ido repitiendo hasta la saciedad. Todo está muy mal y todo por culpa del mal gobierno progresista, que derrochaba sin gestionar. Sin embargo, las alternativas tampoco lo han sido tanto.

Han apretado un poco más la tijera que, aunque fuese por aquello de que a la fuerza ahorcan, ya se había empezado a usar y han hecho lo posible para recurrir a los mercados financieros en busca de fondos, imitando el invento de Castells. Eso sí, se supone que han eliminado la limitación de velocidad de los accesos a Barcelona aunque, en la práctica, ello haya consistido más bien en un cambio de placas indicadoras.

Espero que, una vez pasado el periodo de aclimatación, nuestro nuevo gobierno tenga más capacidad para imaginar caminos nuevos porque el estribillo de "¡qué mal lo han hecho antes!" puede resultar muy útil para una campaña electoral, pero sólo puede servir para acabar de lapidar la escasa confianza que la ciudadanía aún deposita en sus gobiernos si no se sustituye a corto plazo.

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