martes, 25 de enero de 2011

Crónica de una muerte anunciada, aunque lamentable

No sé porqué ni en qué momento los consejos de administración de las grandes cajas de ahorros decidieron entrar en la competencia directa con los bancos, olvidando así su función social y su arraigo al territorio para invertir en la compra de acciones de multinacionales y dejar sus obras sociales como simples formas de marketing al más puro estilo patrocinio de equipo deportivo.

En todo caso, cuando hicieron eso empezaron a escribir la crónica de una muerte anunciada. Si las cajas tienen de eso poco más que el nombre, hasta el punto que su clientela dice "vengo del banco" cuando sale de una de sus oficinias, están transformándose en monstruitos cuyo único destino puede ser el de acabar siendo convertidos en grandes monstruos o devorados por ellos.

Una vez clara la situación, cabían dos caminos: deshacer la metamorfosis o acelerar el proceso. Nuestro gobierno, en un nuevo golpe de timón hacia la derecha, ha optado por lo segundo que es más fácil, más rápido y más fácil de explicar a Merkel o Sarkozy. Es, pues, un nuevo triunfo del neoliberalismo que consigue así que, sea quien sea que necesite financiación, deba llamar a su puerta: desde la multinacional hasta la más insignificante persona física. De esa manera, podrán acabar de dictar las normas del juego hasta el último de los renglones.

Sin duda, es toda una garantía de que aquello que nos ha llevado a la actual crisis económica no se vuelva a producir (creo que se lee perfectamente la ironía entre las líneas). Desde mi punto de vista, una noticia lamentable que no sólo no será realmente pan para hoy, sino que nos garantiza más hambre para mañana.

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