martes, 27 de septiembre de 2011

Recortes de película

A ver si lo he entendido bien. El mismo día en que se apunta la pretensión de recortar nuevamente el salario del personal sanitario del Institut Català de la Salut, se firma un acuerdo con las principales productoras norteamericanas para que la Generalitat les pague 1,4 millones de euros a cambio de que doblen más películas al catalán.

No sé cuanto tardarán otras tendencias políticas en criticar que el Govern se gaste en defender el catalán o incluso puede que digan en marginar el castellano, a costa de la sanidad pública. Si sé que quienes defienden la ley del cine en catalán están hablando ya de bajada de pantalones, puede que porque creen que habría que doblar más o porque el millón cuatrocientos mil euros les parece insuficiente.

Dudo que se trata de una cosa o de la otra, pero sí me parece que mezclar las dos noticias hace daño a la vista. No seré yo quien defienda la política de recortes para capear el temporal que viene cayendo, pero si se supone que se quiere apostar por ahí, no creo que lo de pagarle a la Warner Bros. y compañía cuadre mucho.

Una lectura rápida permetiría afirmar que el Sr. Mas defiende más a las grandes empresas del cine que a las personas que lo eligieron. Una más pausada me lleva a pensar que desde CiU se apuesta por el patriotismo como valor alternativo a la cohesión social y que, por eso, se dedican a hacer guiños y gestos hacia el electorado más nacionalista mientras desmantelan programadamente el estado del bienestar. Seguramente nada de ello debería extrañarme. Si nos gobierna la derecha nacionalista, es razonable que su politica sea de derechas y nacionalista.

Otra cosa es que considere acertado el camino. El creciente sentimiento catalanista de los últimos años no se ha cimentado sobre la lengua, ni sobre su normalización, ni sobre su inmersión por más que haya quien así lo defienda. De hecho, el propio Mas lo había reconocido en su proyecto de "casa gran del catalanisme". Si algo había cohesionado a la sociedad catalana había sido un proyecto común basado en la igualdad y el bienestar.

Cada vez que se clavan las tijeras en los servicios a la ciudadanía, se están clavando en la propia sociedad para dividirla. El día que hayamos destrozado el mal llamado e inacabado estado del bienestar, habremos hecho añicos una sociedad que ha costado décadas cohesionar. Después cualquier tipo de pegamento, por más barras de colores que tenga o se etiquete en la lengua que se etiquete, puede resultar ineficaz.

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