domingo, 18 de septiembre de 2011

Desenmascarándose a la carrera

Aún no está nada claro que los rebeldes libios, o el gobierno de transición o como queramos llamarlo se haya impuesto sobre Gadafi y ya están los jefes de gobierno "aliados" haciendo carreras por llegar los primeros a Libia para presentarse a las que, de momento, apuntan que serán sus autoridades.

Sarkozy y Cameron aparecieron casi por sorpresa con una intención clara: adelantarse a Erdogan que, por aquello de la cultura, puede tener ciertas probabilidades de generar más simpatías hacia un futuro gobierno que ya ha manifestado que tendrá en cuenta quien les ayudó a la hora de vender su pretróleo. Seguramente hayan preguntado por las bajas causadas por sus propias tropas o incluso de planes de reconstrucción, pero el objetivo era evidentemente otro, el mismo que les movió a intervenir en una guerra civil y que estaba muy lejos de la lucha por derrocar a un dictador con el que estaban hartos de negociar.

Supongo que aún existirá quien mantenga el suficiente romanticismo como para pensar que existen países que se involucran en guerras ajenas por una simple cuestión de principios. Yo no me cuento entre esas personas. Cada día tengo más claro que las guerras, sobretodo aquellas que traspasan fronteras, tienen mucho más que ver con estrategias políticas y económicas que con ningún principio, por más ONU que se ponga de por medio y ese convencimiento me hace sentir aún más asco por algo tan repudiable como son las guerras en sí mismo.

4 comentarios:

Mariano Puerta Len dijo...

Es el problema que tenemos en la izquierda: nos ponemos exquisitos y exigimos bondad impoluta y altruismo perfecto. Gadafi era un dictador detestable y su pueblo, con la ayuda de Occidente, lo ha echado. A mí me parece una buena noticia, sean cuales sean las motivaciones que ha tenido Occidente para ayudarles.

Ramón Martín Cabeza dijo...

Puede que sí, que sea una buena noticia, pero me gustaría que fuese aún mejor, ¿a ti no?

Mariano Puerta Len dijo...

Sí, me gustaría que fuese mejor y que, por ejemplo, derrocasen a los sátrapas del Golfo Pérsico (Qatar incluido). Pero prefiero que derroquen a Gadafi a que lo dejen tranquilo con la excusa de "o todos o ninguno".

Ramón Martín Cabeza dijo...

Estamos de acuerdo, pero tampoco quisiera que el hecho de haber derrotado a Gadafi sirviese para salvar la reputación y permitir el resto de atrocidades del mundo mundial, con o sin petróleo.

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